Coescrita con Federico Arenas Vásquez, doctor en Ciencias Económicas y Sociales, académico del Instituto de Geografía UC
Durante una semana y más, la prensa y la opinión pública se sensibilizaron con la Operación Estrella Polar III, que gestionó el Estado Chileno, liderada por el Presidente Gabriel Boric, marcando un hito y legado respecto de la expectativa que tiene con ese espacio geográfico gestionado desde un Tratado Antártico, donde los diversos países involucrados, en sus diferenciadas condiciones al interior del mismo, despliegan una u otra acción en la medida de sus posibilidades (y Chile tiene una de las mejores, por ser país signatario original del mismo).
Simbólicamente, el imaginario nacional ha esculpido la idea de tricontinentalidad, desde los libros de enseñanza básica con el desafío de profundización(1) hasta la legitima política exterior, la que no sólo contiene una política de desarrollo antártico, con sus correspondientes dispositivos, sino que avanzó hasta la formalización del Estatuto Antártico Chileno, reconocido avance estatal consolidado por Sebastián Piñera, en su segunda presidencia(2). Entre los ejes sustantivos de preocupación mundial y nacional que contiene, se encuentran los referidos a glaciares, hielos y agua, en un marco de "cambio climático-calentamiento global" vertiginoso, según indican los datos científicos de diferentes centros de estudio a escala global, lo que además se hace notar, de COP en COP.
Otro eje tiene que ver con los recursos naturales que se supone aloja el continente helado, los que junto con las expectativas que tienen los países acerca de ellos, sobre todo las potencias globales, son objeto también de investigaciones diversas que ellos emprenden, enriqueciendo su comprensión y acervo, instalando un control político-científico, a propósito de las conclusiones a que se llega, situación que ineludiblemente termina siendo una acción geopolítica, que como indican algunas y algunos, se enmarcaría en una geopolítica ambiental que se implementa desde los poderes globales(3).
Es decir, usando el expediente ambiental, se proyectan en múltiples plataformas internacionales políticas y científicas, para definir acciones sobre este tipo de espacios, que, en más de un caso, se encuentran bajo la jurisdicción o con expectativas de ello, de estados menos desarrollos, como es el caso de la Amazonía y de la propia Antártica(4) .
Ciencia y más ciencia es la que se le endosa al continente helado y, de hecho, nuestro país -con el estatuto antártico mediante- profundiza en ello, destinando presupuesto para tales propósitos, fortaleciendo las infraestructuras vigentes, construyendo nuevas y proyectando otras. Entre ellas, se encuentra la construcción del Centro Antártico Internacional, el que busca ser faro global de la comunidad científica nacional e internacional, transformándose de paso, en plataforma de materialización de la política antártica esculpida nacionalmente.
Conviene indicar que una importante definición presente y futura, junto con lo concretado en la Operación Estrella Polar III, es lo referido a la profundización de la descentralización política, administrativa y fiscal del Estado en materia antártica, esto es, cómo se recoge más asertivamente y se profundiza aún más, las definiciones que vienen desde el gobierno regional de Magallanes y de la Antártica Chilena, como también, desde los municipios. Regularmente y, con razón, se piensa el espacio geográfico antártico desde lo global-internacional y nacional, y solo de soslayo desde los niveles subnacionales regional y local del Estado chileno. Por eso, con la formalización del Estatuto Antártico, devino la incorporación en el gore de Magallanes y de la Antártica Chilena, de la preocupación institucional especial por esta estratégica territorialidad que, además, debería concebirse desde una perspectiva de la integración binacional con Argentina, ya que, esta región como la de Aysén, tienen con este país varias interconexiones, desde una geografía humana, pero también desde un sentido de identidad, que guste o no, son las que le entregan contenidos a los haceres de las comunidades, en cualquier espacio geográfico en el que se esté.
¿Profundizar la descentralización política implica relativizar la definición político institucional nacional? ¡No! El desafío estaría en cómo se logra una virtuosa combinación entre la condición regional-local y la nacional, en el entendido que estos espacios, fueron, son y seguirán siendo de frontera, hecho que obliga al Estado tener presencia decisoria, pero combinada con las definiciones descentralizadoras. Esculpir un código geopolítico antártico descentralizado y de integración regional con la definición nacional, es parte de los desafíos que debe enfrentar el Estado Chileno en conjunto con su Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.
(1) Ver en Chile tri-continental, Mapa que muestra la tricontinentalidad de Chile. Unidad 4: Chile desde diversas visiones geográficas, curso 6° año de la enseñanza básica; materia Historia, Geografía y Ciencias Sociales; Jara Fernández, M.; Mancilla González, P. (2021) Política y educación antártica chilena. Del énfasis extracurricular a la búsqueda de una profundización curricular más inclusiva: una apuesta de futuro, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso
(2) Ferrada Walker, V. (2021) Nueva Ley Antártica Chilena: un impulso a la acción soberana del país en el Continente Austral
(3) Ver en Estenssoro, F. (2019) La geopolítica ambiental global del Siglo XXI. Los desafíos para América Latina, RIL editores, Santiago, Chile.
(4) Estenssoro, F. y Vásquez, J (2022) La geopolítica ambiental de Estados Unidos y sus aliados del norte global. Implicancias para América Latina, Ed CLACSO y UNIJUI
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