Llamado urgente a la acción para que exista una real inclusión

En las últimas semanas, las noticias que hemos conocido nos han estremecido profundamente, sobre todo a quienes vivimos con alguna discapacidad y asumimos la responsabilidad social de enfrentar la desigualdad y la falta de oportunidades. Estas situaciones, son un reflejo de la carencia de una verdadera cultura inclusiva en nuestro país.

Recientemente, nos conmocionó la desgarradora noticia de una madre cuidadora en Puerto Varas que se quitó la vida junto a su hijo con autismo. En Ñuñoa, un hombre en situación de discapacidad física fue víctima de una violenta encerrona en la que le robaron su auto y su silla de ruedas. En Maipú, una niña con autismo no pudo utilizar un espacio promovido para quienes tienen su condición, en un local de comida rápida; y en Santiago, una joven tuvo que subir arrastrándose por las escaleras del Metro porque el ascensor no estaba habilitado.

Estos hechos, que han sido difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales, son solo la punta del iceberg. Diariamente, cientos y miles de personas en situación de discapacidad enfrentamos experiencias similares, especialmente en lugares donde la accesibilidad universal es inexistente.

La problemática es clara: Existe una falta sustancial de cultura inclusiva en nuestro país. No se respetan los espacios destinados a personas en situación de discapacidad, y no se están priorizando las urgencias en torno a las políticas públicas necesarias para el desarrollo de una sociedad en la que se pueda participar en igualdad de condiciones, sin barreras que generen discapacidad. Esta situación no solo es inaceptable, sino que exige una acción inmediata y decidida por parte de todos los sectores de la sociedad.

La inclusión no puede seguir siendo un discurso vacío ni una promesa electoral. Debe ser una realidad palpable en todos los aspectos de la vida cotidiana. Las políticas públicas deben diseñarse y ejecutarse con la participación activa de las personas en situación de discapacidad y sus organizaciones representativas. Como también es fundamental promover una educación inclusiva desde la infancia, a través de los establecimientos educacionales, incorporando la inclusión como parte integral del currículo escolar y de la formación académica de los futuros profesionales de la educación.

Actualmente, los medios de comunicación también juegan un rol crucial al visibilizar las problemáticas de las personas en situación de discapacidad de manera constante y constructiva, generando conciencia y movilizando a la sociedad hacia el cambio. Como también, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de actuar con empatía mediante pequeños actos cotidianos.

Es tiempo de que, como sociedad, nos hagamos cargo de esta deuda pendiente. La inclusión es una tarea de todos y no podemos esperar más para comenzar a actuar.

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