En el corazón de la cultura china, un tema lleno de misticismo y devoción se eleva hacia los cielos: las montañas sagradas. Lejos de ser meros accidentes geográficos, estas cumbres son consideradas puntos de encuentro entre el cielo y la tierra, y han sido veneradas durante siglos como centros de poder espiritual, meditación y conexión con lo divino.
Según Carla Morales Vallejos, del Instituto Confucio Santo Tomás, en China "las montañas sagradas son más que formaciones geográficas, son espacios donde el cielo y la tierra se encuentran". Este profundo significado las ha convertido en lugares de peregrinación para seguidores del taoísmo, el budismo y el confucianismo, quienes ven el acto de ascender no solo como un desafío físico, sino como un viaje simbólico.