El 8 de abril de 2013 fueron exhumados los restos del poeta Pablo Neruda, por orden judicial y con el objetivo de aplicar nuevas técnicas que revelaran la verdadera causa de su muerte, ocurrida el 23 de septiembre de 1973.
Los trámites se iniciaron tras la aparición de un supuesto testigo clave que había sido chofer del vate, Manuel Araya, quien aseguró que Neruda fue envenenado con una inyección en la clínica donde estaba internado por el cáncer que padecía. Esto impulsó al Partido Comunista (al cual pertenecía el creador) a presentar una querella por homicidio y asociación ilícita, que llevó a la exhumación de los restos.
Más de dos años después y pese a que a fines del mismo 2013 las pericias confirmaron que el poeta murió de cáncer a la próstata - tal como se había asegurado históricamente y no envenenado por agentes del gobierno de Augusto Pinochet -, sus restos permanecen insepultos.
Esto a la espera de una decisión de la Corte de Apelaciones, aunque en febrero pasado, el Ministro Mario Carroza dispuso de la entrega del cuerpo, por hallarse ya cumplidas todas las diligencias y análisis científicos que motivaron la exhumación.
La demora inquieta a la Fundación Pablo Neruda, razón por la cual este viernes hicieron llegar una declaración pública a los medios de comunicación.
"Sin ánimo de interferir en la labor de la justicia, con la que siempre hemos colaborado, consideramos que ha pasado un tiempo más que prudencial para que el poeta vuelva a descansar en paz en su residencia en la tierra de Isla Negra".
Los encargados de velar por el legado del vate de trascendencia universal esperan que pronto los restos puedan volver al balneario donde Neruda pasó sus últimos años de vida y donde se levanta una de sus famosas casas museo que año a año son visitadas por miles de chilenos y turistas.