Hace un mes hicimos historia, pero esto parte mucho tiempo atrás, y es el resultado de un trabajo sistemático y tenaz de diversas organizaciones de mujeres y activistas que contribuyeron a develar cada espacio de nuestras vidas en las que está presente el machismo, la discriminación y el menoscabo hacia la mujer.
Cientos de miles de mujeres desbordamos la Alameda de par en par en una de las manifestaciones más masivas de las que se tenga recuerdo desde el retorno a la democracia.
La huelga general feminista se tomó las avenidas principales de nuestro país, al mismo tiempo que en colegios, plazas y juntas de vecinos, mujeres de todas las edades se reunían y sumaban a esta justa causa, resueltas a terminar con la desigualdad y exigir una sociedad sin ningún tipo de violencia, donde se pueda caminar libremente y sin miedo.
¿Cómo se expresa esta desigualdad? La propia estructura social termina de reflejar la realidad para miles de mujeres, sobretodo en comunas de la periferia del gran Santiago.
Por ejemplo, en Conchalí cerca del 56% de los hogares están dirigidos por mujeres jefas de hogar, esto en un contexto donde la brecha salarial de género alcanza un 30% promedio en desmedro de las mujeres.
Es decir, más de la mitad de las familias de nuestra comuna están destinadas a percibir menos ingresos sólo por la discriminación de género, como también a acceder a planes de salud con precios más elevados.
En la misma línea, las mujeres somos el sustento del trabajo doméstico y la economía de cuidados: dedicamos 22,47 horas a la semana a estas labores frente a las 17 de los hombres, trabajo que por cierto no es remunerado.
Por otra parte, y a pesar de que se muestran avances en materia de paridad de género en la composición del poder legislativo, la realidad es alarmante en los gobiernos locales, pues en Chile tan solo un 11,9% de los Municipios son dirigidos por una Alcaldesa, a pesar de representar a un poco más de la mitad de la población y a la alta participación de las mujeres en las organizaciones sociales.
Frente a este desafío el rol de las autoridades es jugar un papel activo, desarrollar políticas públicas a todo nivel que propendan a terminar con todo tipo de discriminación y violencia de género.
Es así que en el Concejo municipal de Conchalí he propuesto diversas iniciativas en esta línea, que van desde una ordenanza que previene, prohíbe y sanciona el acoso sexual en la vía pública y en lugares de acceso público de la comuna; la creación de un protocolo de acción contra el acoso sexual, que sea creado por una mesa amplia de mujeres y aplicado en todas las instituciones de dependencia municipal y de la Coresam y fomentar una educación no sexista y con perspectiva de género para nuestros y nuestras estudiantes.
Cada una de estas propuestas, a pesar de contar con un amplio respaldo en el Concejo y en la ciudadanía, en los hechos han sido rechazadas por el alcalde de Conchalí, quien ya sea por acción u omisión se ha puesto en oposición a la agenda por los derechos de las mujeres.
No fue suficiente querellarse contra la única dirigenta de los trabajadores municipales o relativizar el acoso sexual como una “mala interpretación de las mujeres”, sino que ha limitado su iniciativa a declaraciones de buena voluntad y a convocar, el mismo día y a la misma hora de la histórica marcha del 8M, a un acto con características de “celebración” del día de la mujer.
En momentos en que mayoritariamente las mujeres de Conchalí marchamos por nuestros derechos, René de la Vega prefirió ocupar recursos municipales para montar un show sin mayor contenido y con baja convocatoria, mientras que en nuestra comuna las mujeres siguen siendo acosadas, violentadas y desaparecidas. Tal es la sintonía del edil con las demandas del movimiento feminista.
Se ha cuestionado la forma en que algunas mujeres deciden manifestar su descontento con el machismo, y es necesario decir que se intenciona dicha crítica para pasar por alto el contenido. Porque criticar la forma se convierte en un instrumento para invalidar el fondo.
La ciudadanía espera iniciativas concretas y las mujeres hemos fijado un norte claro y apoyado mayoritariamente. No nos detendremos, seguiremos escribiendo nuestra historia.
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