1.- La Región Metropolitana tiene una funcionalidad territorial que está definida principalmente por la ciudad de Santiago, capital del país y mayor aglomeración urbana nacional. Por eso decimos que es una ciudad-región. Es también una "ciudad global" que compite con otras ciudades de pretendida "clase mundial". Pero no podemos pretender ser una "ciudad global" que está llena de "desigualdades locales".
2.- El sistema territorial chileno y sus instrumentos de financiamiento están fuertemente definidos por la Constitución del 80. Por ello se debe reafirmar el compromiso con una nueva Constitución nacida en democracia y escrita por las ideas, sueños y anhelos de sus ciudadanos y ciudadanas.
3.- Entendemos que el rol del gobernador regional, conjuntamente con estar orientado a su jurisdicción espacial, debe estar atento a las grandes problemáticas y debates de carácter mundial y nacional, los cuales muchas veces definen e influyen con fuerza en el devenir de nuestros territorios regionales y locales.
4.- Al respecto, mucho se habla de "pensar globalmente y actuar localmente", pero hay que tender a "territorializar el pensamiento", es decir cambiar el paradigma de los niveles estatales jerárquicos, que no dialogan ni se articulan. "Territorializar el pensamiento" es tomar conciencia de que es desde el territorio, es decir donde estamos parados, desde donde miramos el mundo, lo comprendemos, lo cuestionamos y lo intentamos modificar.
Un ejemplo de esto es que a pesar de lo intenso de los procesos de globalización, la pandemia ha mostrado que en el territorio es donde se han dado las múltiples expresiones de solidaridad y mancomunidad, y ha sido allí donde las expresiones de gestión sanitaria han sido más exitosas, como lo ha demostrado la acción de la Atención Primaria de Salud, un verdadero soporte territorial y comunitario frente al Covid-19.
5.- Lo anterior nos lleva a afirmar que debemos avanzar en la "territorialización de la protección social y las políticas públicas". El conocimiento que las autoridades locales tienen de sus comunas, de las comunidades y éstas de sus saberes, indican que debemos diseñar, elaborar e implementar de otra manera las políticas públicas.
6.- Esto requiere generar las condiciones para un dialogo y un trabajo virtuoso entre los espacios subnacionales, como son las regiones y los municipios. La desigualdad territorial es enorme en la Región Metropolitana y los municipios no pueden solos; por ello se requiere una alianza estratégica entre la región y las administraciones locales, sin olvidar aquellas caracterizadas como rurales.
7.- Para ello se requiere innovar y apostar por nuevas formas de gestión pública territorial. Allí vemos el enorme potencial de las asociaciones y mancomunidades municipales. El caso de la asociación de municipios con farmacias populares, es una de las más conocidas de esas formas asociativas.
8.- Debemos concurrir al debate sobre el financiamiento de la gestión regional, las rentas regionales y los instrumentos financieros. No se puede pretender generar rentas regionales quitándole a los municipios aquellos tributos que están definidos en la Ley de Rentas Municipales. A modo de ejemplo, en materia de contribuciones de bienes raíces, existe una gran evasión y déficits en materias catastrales, tal como lo han consignado reportajes periodísticos. El nuevo gobierno regional y los municipios debieran establecer un trabajo conjunto y permanente con el Servicio de Impuestos Internos y la Tesorería General de la República.
9.- La modernización de la gestión de un territorio no puede quedar obnubilada por las llamadas Smarts Cities o ciudades inteligentes, tan de moda en estos años Ninguna ciudad, ningún territorio puede pretender autodenominarse como "inteligente" con los niveles de desigualdad y segregación que hoy por hoy tenemos. Por ello, todo el desarrollo tecnológico, la electrónica y las tics, deben orientarse hacia el camino de superar nuestras desigualdades territoriales. Apostamos por la "inteligencia territorial", que no es otra cosa que una gestión regional transversal, honesta, dialogante y participativa, que busca el desarrollo de las personas, las comunidades y los territorios. Hay que poner "de moda" la excelencia en la gestión, eso es ser "inteligentes territorialmente".
10.- Hemos mencionado el compromiso con una nueva Constitución. Creemos que esta debe basarse en los fundamentos de un "Estado democrático y social de derechos" que se construya sobre la base de un Estado Solidario. Estas ideas deben tener una expresión territorial. Y tal como hace poco más de una década trabajamos por las GES o garantías explícitas en salud, debemos avanzar en las "Garantías Explicitas de Equidad Territoriales", las cuales aseguren a los chilenos y chilenas el acceso a bienes y servicios públicos independientemente del lugar, zona o localidad donde hayan nacido o donde vivan.
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