Olof Palme o la solidaridad urgente

Carlos Zanzi
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El Museo de la Memoria inauguró una exposición titulada “Olof Palme o la solidaridad urgente” . Resulta doblemente importante que la exposición sea parte de la misión que tiene el Museo de hacer presente el recuerdo y el homenaje a sucesos y personajes que tienen que ver con nuestra memoria histórica.

Fui exiliado chileno en Suecia. Llegue a ese país después de penosos y crueles días de prisión política. La presencia del Embajador Harald Edelstam y su incansable trabajo para otorgar protección y asilo a los perseguidos de la dictadura cívico militar tenía un aliado político clave en Suecia, su primer ministro Olof Palme.

Los días del  golpe coincidieron con las elecciones en ese país y el gobierno socialdemócrata enfrentaba una reñida elección en la cual cada paso en falso podía costarle la continuidad gubernamental, pero Palme, un político audaz y de principios, decidió hacer pública su condena al golpe de Estado, en sus palabras “con consternación y conmoción hemos recibido los informes acerca de que las fuerzas de derecha han tomado con violencia el poder en Chile. Los esfuerzos de transformaciones sociales pacíficas del presidente Salvador Allende han sido aplastados por la violencia militar”.

Esta actitud de Palme solo reforzaba y acentuaba un perfil fundamental en su concepción de la democracia, de la libre determinación de los pueblos, de la libertad. Suecia en la política mundial era un país que lideraba las acciones de solidaridad internacional, haciendo propios y efectivos los principios en documentos internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Suecia y Palme estuvieron activamente presentes en todos aquellos conflictos internacionales que tenían que ver con los procesos de independencia, soberanía y libre autodeterminación de los pueblos y países en conflictos.

Celebre e histórico fue la participación de Palme, junto al embajador de la entonces Vietnam del Norte,  en una masiva marcha de condena a los bombardeos estadounidenses. Dijo,“hay que llamar las cosas por su nombre. Lo que ocurre ahora en Vietnam es una forma de tortura. Los bombardeos a Hanoi son crueles, y se asocian con Guernica, Orandour, Babij Jar, Katyn, Lidice, Sharpeville y Treblinka. La violencia ha triunfado, pero el mundo repudia a los responsable. Ahora se puede añadir un nombre más a la lista de crímenes en contra de la humanidad: Hanoi”.

Menos conocida fue la decisiva actividad que desplegó para solidarizar con la liberación de las colonias africanas. Reconociendo esa solidaridad, Nelson Mandela visitó Suecia en su primera viaje fuera de África como hombre libre. Palme señaló entonces, “es imposible mantener una posición neutral respecto a las luchas en África. Entre los explotados y explotadores no hay un sector neutro. Se tienen que tomar medidas para acabar con el sistema de explotación que es una amenaza para la Paz mundial”.

En el marco de la guerra fría, critico fuertemente a las dos potencias en conflicto. Condenó y se opuso a  todas las dictaduras militares del continente americano y a los regímenes de la Europa oriental. Durante sus gobiernos miles de ciudadanos del mundo fueron generosamente recibidos en Suecia.

A la fecha de su muerte Palme era un reconocido líder mundial. Sin embargo, vivir como un ciudadano más fue parte de su modalidad de vida, determinante en su muerte, cuando a la salida de un cine y mientras caminaba en una fría noche de febrero con su esposa, sin guardias ni asesores a su alrededor, fue asesinado por un hasta hoy desconocido ejecutor.

Es cierto, Palme fue un actor fundamental en la solidaridad urgente, tan necesaria en esos momentos de represión, muerte y encarcelamiento.

Sin embargo su figura y su acción política se extendió en los años siguientes y transformó ese sentido de urgencia en una política permanente que alcanzó a latinoamericanos, asiáticos, africanos, europeos que durante sus años como político recibieron los alcances de su política generosa, inclusiva, fundada en que cada persona tiene derecho a una vida digna, libre, en un entorno democrático, respetuosa de los derechos humanos individuales y colectivos.

En estos días de intolerancia, discriminaciones, de xenofobia y racismo extrañamos y destacamos la figura y el valor de Olof Palme. Que su ejemplo sea una permanente fuente de convivencia democrática.

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