#Hola

Vacaciones suena cómo un recuerdo lejano en mi mente (imagino que es un sentimiento compartido por muchos), pero algo que quedó en mi cabeza muy fresco y lo quiero implementar este año e invitar a que se sumen es tan simple como saludar. 

El primer día de vacaciones recuerdo haber recibido saludos de todas las personas con las que me topé, al llegar al departamento me sentí un poco incómodo y contrariado; a poco andar, los saludos comenzaron a ser parte del paisaje y la onda del lugar.

Al día siguiente ya no solamente respondía a los saludos con naturalidad si no que proactivamente comencé a saludar. Ya sin el stress de la rutina, el saludar incluso ayudó en mi proceso de generación de relajo.

Parece que este acto mecánico carece a simple vista de un significado mayor, pero dándole una segunda mirada, no es tan así.

Muchos estamos metidos en una rutina ruda, llena de estímulos y compromisos,  a veces sobrevendidos de responsabilidades, sumado a que la tecnología te hiperconecta con esos compromisos adquiridos, amplificando incluso su sentido de urgencia,y nos lleva a que durante el año nos transformemos, casi sin darnos cuenta, en más máquinas que personas.

Yo este año al menos me he puesto como desafío que esto no me pase. Saludar en una oficina, ascensor, o en cualquier lugar donde me encuentre con gente será mi muletilla para recordarme que a pesar que el año probablemente se venga igual de estresante que el anterior, eso no me debe quitar la sensibilidad para al menos saludar a quien tengo al lado.

 

¿Quien más se suma? Es sólo un ¡Hola!

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