Educación financiera

Justo cuando estamos celebrando el Mes de la Educación Financiera se abre otra oportunidad para potenciar y visibilizar la gran importancia que tiene este concepto, tanto para las personas como las empresas, particularmente las micro, pequeñas y medianas (mipymes).

Sólo un ejemplo, que por cierto no es para nada alentador. Según un estudio realizado por el Depósito Central de Valores (DCV) y Cadem muestra que apenas un poco más del 20% de los chilenos tiene un alto conocimiento en materia financiera, mientras que con 42% ocurre exactamente todo lo contrario. El porcentaje restante cuenta con un nivel intermedio.

Eso no es todo, ya que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ratifica de alguna manera este preocupante escenario. La entidad ubica al país en los peores lugares en educación financiera, incluso inferior a otros mercados de América Latina.

Y lo paradójico es que estamos hablando de un país con altos niveles de bancarización en comparación a sus pares de la región e incluso de la OCDE, una fuerte irrupción digital de los servicios financieros y la constante innovación que aporta el mundo FinTech.

Considerando lo anterior, la educación financiera considera una amplia gama de elementos relevantes tanto para las personas, como las pymes. Además de una correcta planificación de los gastos en que se incurra, las tasas de endeudamiento, entre otras, pueden ser de gran utilidad contar el conocimiento sobre las distintas herramientas que la innovación está poniendo a disposición con frecuencia.

De hecho, no debiera sorprender que un número importante de dueños de pymes desconozca que en Chile ya está en vigencia la ley que promueve la competencia e inclusión financiera a través de la innovación y tecnología en la prestación de servicios financieros, más conocida como "Ley Fintech". Esta carencia de información podría llevarlas a perderse enormes oportunidades, por ejemplo, acceder a financiamiento a través de actores debidamente regulados que les ofrecerían mejores condiciones crediticias en comparación a la banca, o servicios para recibir pagos con tarjetas más convenientes del que ya tenían.

Cuando Chile enfrenta una fuerte desaceleración económica, el Mes de la Educación Financiera debe servirnos como una oportunidad de mostrar de manera clara a las pymes y a los consumidores de las herramientas que la innovación y las nuevas regulaciones ponen a su disposición que les podrían permitir sortear de mejor manera el actual escenario.

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