Hemos conocido un conjunto de programas diseñados por el ministerio de Hacienda para acudir en ayuda de las personas y empresas con el objetivo de que puedan sobrellevar la crítica situación económica producto de la pandemia que nos azota; sin embargo, ellas no logran morigerar los efectos del paro de la economía y cunde el pesimismo
Ya lo ha señalado el Foro para Desarrollo Justo y Sostenible, y son variadas las organizaciones y profesionales de distintos ambitos que han manifestado similar opinión, “ Chile puede más”, “debe hacer más”, hay espacio financiero y de política fiscal para profundizar los apoyos entregados hasta ahora.
Además es indispensable actuar con mayor eficiencia en la implementación de estas medidas, el gobierno está siendo extraordinariamente ineficiente en la provisión de los servicios que informa, los ejecuta tarde, se visualiza desorden e impericia, amén de una improvisación que el país no se merece.
Razones ideológicas y de guardián del modelo están poniendo a la economía antes que a las personas ignorando la magnitud de la crisis.
Desde la medida de cuarentena total, se observa desconocimiento del mundo popular: no se les puede pedir confinamiento, cuando la mayoría debe salir diariamente a ferias y calles a tratar de proveerse de ingresos, como alguna vez lo dijo la Iglesia, en las poblaciones la calle constituye el patio de las casas.
Se ha solicitado por el Foro y expertos diversos, un Ingreso Básico de Emergencia del orden de $ 400.000 mensuales por tres meses renovable y obviamente no descendente en el tiempo, para todas las familias chilenas , es razonable, existen recursos acumulados, es fácil de implementar y trae tranquilidad para hacer el confinamiento. No hay excusas, pero no se implementa. Por el contrario se promueve con gran publicidad la entrega de cajas de alimento que no van al fondo del problema.
Chile no necesita endeudarse para llevar adelante esta medida y aún si en el futuro tuviera que hacerlo, su economía se encuentra sana y en condiciones de tener mayor endeudamiento.
No es cierto que estemos al límite de la capacidad fiscal, lejos de eso si hay algo que podemos, es disponer de más recursos sin hipotecar el futuro.
Tampoco han sido afortunadas las medidas de apoyo a la pequeña y mediana empresa, el Fogape como se ha demostrado va dirigido a la mediana y gran empresa y si sobra la banca elegirá el “filete” de la pequeña empresa, como lo dijo el propio ministro de Economía.
Esa distribución no es responsabilidad de la banca, es de un instrumento que focaliza mal y tiene mal puestos sus incentivos para conseguir lo que persigue.
Peor es la medida de llevar recursos al sector factoring y otros, que es de normal pero de muy indeseado acceso para las Pymes, intereses cercanos a la usura y descuento en teoría, de facturas, lo hace muy discutible en momentos que no hay venta y por lo tanto no hay facturas que descontar, esto solo traerá pobreza y quiebra en el futuro.
No se distinguen medidas de apoyo real para personas y empresas con excepción de la Ley de protección del empleo, que sin embargo no alcanza a quienes no tengan fondos en las AFC, que reciben solo el fondo solidario del Estado y que es extremadamente baja, además todo el programa es descendente, o sea solo genera inquietud creciente.
No parece que el ministro de Hacienda haya tomado nota de estos problemas, por el contrario insiste en mantener el atesoramiento indebido y de mucha ceguera para los tiempos que corren.
¿Podrá el Parlamento ponerle el cascabel al gato? Hasta aquí no lo ha hecho.
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