La importancia del fenómeno de los jóvenes ninis

El pasado mes de enero el Banco Mundial publicó el informe “Ninis en América Latina”, en el que se afirma que los jóvenes ‘ninis’ en la región son aproximadamente 20 millones. Es decir, uno de cada cinco jóvenes entre los 15 y 24 años se encuentra desvinculado del trabajo y  la educación, convirtiéndose así en un grupo en riesgo de exclusión social.

En Chile, según datos de la CASEN 2013, el grupo de los ninis está compuesto por 509 mil jóvenes entre los 15 y 24 años, representando un 17.2% de la población juvenil, de los cuales el 62.4% son mujeres y el 37.6%, hombres. Pero lo más preocupante es que  se encuentran concentrados en los quintiles de bajos ingresos (84%)  con menores oportunidades y capital humano.

La literatura académica sostiene que diversas circunstancias a nivel individual, familiar y societal se han asociado a la condición de estos jóvenes. Entorno de vulnerabilidad, carencia de redes de capital humano, baja calidad educativa, falta de oportunidades laborales, así como la precaria institucionalidad respecto a la generación de políticas públicas integrales han limitado el desarrollo de los jóvenes a mayores oportunidades para ellos, sus familias y la sociedad en general.

Por esto, los jóvenes “nini” se han convertido en un ‘riesgo’ no sólo en términos económicos sino que también han tenido un impacto sobre la cohesión e integración social. De ahí que sea de vital importancia otorgarle prioridad al fenómeno en su conjunto, puesto que en la medida en que los jóvenes se nutran de capital humano, en conjunto con el pleno desarrollo de capacidades y habilidades, tendrán un mejor bienestar y calidad de vida a futuro.

Lamentablemente, el riesgo que esta población enfrenta nace y se acentúa como consecuencia del discurso que promulga que los jóvenes son sujetos de derechos sociales pero, en términos prácticos, no encuentran los espacios para hacer efectivos dichos derechos, generando así resentimientos que pueden manifestarse de forma violenta, replicando círculos de desconfianza y ruptura del tejido social, lo que resalta, desde otra perspectiva, el impacto de los jóvenes nini sobre la sociedad y la necesidad de intervenir en esta materia.

Se concibe que “los jóvenes son el futuro del país”, sin embargo, para hablar de futuro es necesario construir las bases del mismo, lo que implica que, desde hoy, los niños y jóvenes deben ser atendidos para que así puedan contar con alto nivel de calidad de vida en el largo plazo. La invitación, entonces, es a ampliar la mirada comprendiendo que los jóvenes también son el presente.

Por lo anterior, los nini son, sin duda, un desafío a largo plazo que amerita ser abordado por políticas públicas que tengan como horizonte la creación de planes y programas integrales que sean capaces de incorporar las distintas realidades y características de estos jóvenes, en especial de los más desfavorecidos, quienes representan el mayor porcentaje de ninis en nuestro país.

En este sentido, la elaboración de futuras políticas públicas debe tomar en consideración que las causas y consecuencias del fenómeno de los ninis son de gran heterogeneidad. Se requieren mejores diagnósticos y políticas específicas para cada grupo de jóvenes de modo de lograr mejores oportunidades laborales y acceso a educación de calidad.

N de la E. Esta columna tuvo como co-autora a Diana Lucía Avellaneda, Cientista Política de la Universidad  Javeriana, Bogotá, y Magíster en Gobierno y Gerencia Pública de la Universidad de Chile.

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