En su Cuenta Pública, el Presidente Gabriel Boric anunció el inicio de un diálogo tripartito durante el tercer trimestre de este año, con el objetivo de enviar al Congreso un proyecto de ley de negociación colectiva multinivel o ramal antes de finalizar 2024. Este anuncio marca un hito significativo, ya que aborda una deuda histórica con los derechos colectivos de los trabajadores, una deuda que se remonta al debilitamiento del actor sindical durante la dictadura cívico-militar.
La distribución equitativa de la riqueza y el fortalecimiento de la democracia fueron reconocidos como necesidades fundamentales durante el estallido social de 2019. A pesar de las diversas interpretaciones que se han hecho de esa movilización, estos objetivos permanecen vigentes hoy. En este contexto, el diálogo entre trabajadores y empresarios es crucial, respetando siempre la autonomía de los actores y el principio de la libertad sindical.
La evidencia internacional respalda la negociación por rama de la producción como una característica de las democracias más desarrolladas, promoviendo acuerdos que impulsan la productividad, el crecimiento y el desarrollo económico. Estudios de la Dirección del Trabajo revelan que las 16 economías más productivas de la OCDE integran la negociación colectiva ramal en sus modelos de relaciones laborales.
El mundo del trabajo enfrenta cambios profundos y rápidos, que requieren nuevas condiciones de producción basadas en el diálogo y la búsqueda del trabajo decente. Por ello, desde la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) hacemos un llamado al gran empresariado, representado por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), a participar en un diálogo constructivo y dejar la actitud evasiva que hasta ahora presenta en este tema. En este tema deben primar los intereses de la patria por sobre las reducidas posiciones de resguardar los intereses particulares, debe primar el que avancemos hacia una sociedad donde las buenas condiciones de vida y laborales de las y los trabajadores sean prioritarias.
Para ello es imperativo que los grandes empresarios no limiten ni obstruyan el debate público. El camino de la obstrucción sólo profundiza la desconfianza y puede propiciar conflictos que no contribuirán al clima democrático necesario en nuestro país. La obstrucción del diálogo no solo afecta a los trabajadores, sino que también pone en riesgo la estabilidad democrática y el desarrollo económico y social de Chile.
Desde nuestra autonomía como organización sindical, empujaremos con convicción este proceso de diálogo y defenderemos la legítima aspiración de devolver el derecho a la negociación colectiva ramal a los trabajadores. Creemos firmemente que, con esta medida, Chile avanzará hacia una economía y una democracia socialmente sostenibles.
Es hora de que los grandes empresarios asuman su responsabilidad en este proceso. No es momento de replegarse ni de obstaculizar, sino de participar activamente en la construcción de un futuro más justo y equitativo para todos los chilenos. La historia nos juzgará no sólo por nuestras acciones, sino también por nuestra disposición a dialogar y construir juntos un país mejor.
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