La actual crisis de salud que vive nuestro país y el mundo ha dejado en evidencia algo que desde la comunidad de didáctica de las ciencias se viene planteando hace tiempo: la necesidad de alfabetizar científicamente a la ciudadanía como objetivo principal de currículum educativo.
En las últimas semanas, hemos visto como la desinformación ha generado caos.
Desde quienes confunden lo que es un virus con una bacteria y, por ende, como prevenir el contagio de COVID-19, hasta el uso de inadecuadas terminologías y modelos para predecir efectos y proponer soluciones.
Inmersos en el bombardeo de informaciones, propuestas y opiniones, hay quienes sin saber ciencia recomendaron irresponsablemente algunas curas milagrosas como tomar té o hacer gárgaras para combatir el virus.
Otro ejemplo aún más grave fue el de Donald Trump sugiriendo el uso de desinfectantes en seres humanos, lo cuál provocó que muchas personas se intoxicaran en los últimos días.
En este panorama, es imperativo que las nuevas generaciones crezcan con conocimiento científico suficiente para saber cómo actuar frente a este tipo de situaciones y, sobre todo, cómo informarse a partir de fuentes confiables para discernir lo que es o no apropiado.
Es alentador darse cuenta como entre el público general, la labor científica ha cobrado relevancia en las últimas semanas por la necesidad de contar con expertos y expertas en temas como el análisis de datos, o la investigación de ciencia básica y aplicada relacionada con la propagación, detección y cura de la COVID-19.
Lo anterior, debe ser también señal de la necesidad de formar a nuevos profesionales en la ciencia, para lo cual, la educación científica en la escuela también resulta clave. Sólo así se podrán despertar vocaciones tempranas, tan necesarias.
En resumen, la educación científica resulta necesaria para la formación de personas críticas, y para nuevas generaciones de científicas y científicos que logren enfrentar los desafíos del futuro.
Frente a ello, las autoridades educativas deben reflexionar respecto al rol de la ciencia en el actual currículum escolar, y también respecto a cómo impulsar una formación docente en ciencia basada en el desarrollo de habilidades y nuevas metodologías de enseñanza y aprendizaje.
Actualmente, es necesario que profesionales de las ciencias y la educación cuenten con mayores espacios para trabajar juntos y ser escuchados por los gobiernos de todos los países.
Sólo así podremos promover una adecuada alfabetización científica, que permita a la ciudadanía y sus líderes tomar decisiones efectivas y basadas en evidencias para enfrentar ésta y cualquier otra crisis similar.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado