Cierto pesimismo se ha apoderado de las comunidades de educación superior pública y estatal durante los últimos años. Mucho antes que su gobierno, por cierto. Nuestro país, como usted sabe, pues fue un destacado dirigente estudiantil cuyas banderas ondearon en defensa de la universidad pública, tiene un sistema de educación superior que hoy descansa mayoritariamente en instituciones privadas. Un sistema de provisión mixto que ha tenido la virtud de masificar la educación superior hasta niveles destacados en el concierto latinoamericano, pero que hoy muestra evidentes signos de fatiga. Si seguimos así, las instituciones públicas, que usted tanto defendió, desaparecerán. Lamento diagnosticar esto.
No quiero abundar en lo que ya han referido distintos rectores del CUECh, sólo ilustrarlo en algunas materias que nos afectan a quienes -elegidos por nuestras comunidades académicas, y esta es una primera distinción relevante- nos toca sufrir a diario. Dificultades en el espantoso e injusto sistema de compras públicas que soportamos todos los días y que nos obliga a pagar el doble, o más, por cada producto que requerimos para nuestras labores de docencia e investigación. Quiero hacer un pequeño paréntesis, pero sobre el mismo problema, se trata de la burocratización aplastante que vivimos en el campo de la investigación científica. Me he encontrado con investigadore/as que dicen sentir miedo cuando les llega un correo desde los centros administrativos ministeriales. Fui uno de ellos... y cada viernes que me llegaba un correo, prefería abrirlo el lunes para evitar pensar en cómo respondería por la boleta con la cual compré artículos para mi proyecto y que tenía la fecha de compra algo borrosa. Estamos más preocupados de rendir "adecuadamente" formularios administrativos que de responder a los objetivos de nuestras investigaciones. ¿Tiene sentido eso?
Regresemos a la universidad. En este campo ocurre lo mismo, comprar un pasaje es un dolor de estómago. Actualmente se compra por intermedio de una empresa de viajes que hace las veces de intermediaria. ¿Una empresa; acaso un monopolio? Presidente, imagine usted si queremos construir salas de clases o un nuevo edificio para nuestros postgrados. Eso ya es una tarea titánica; años para lograrlo. Sencillamente impresentable. Nos hemos convertido en una maraña de desconfianzas y papeleos, afectando fundamentalmente a instituciones como la nuestra: universidades públicas, estatales, laicas y regionales.
Tal como han dicho exrectores como Enio Vivaldi, no son tan preocupantes los 17 millones que ganaba Marcela Cubillos, pues soy de aquellos que piensan que sólo vemos una ínfima parte del iceberg. Lo realmente escandaloso es como la reforma de la gratuidad, lograda luego de tantas luchas colectivas, está totalmente desvirtuada. La mayor parte de los recursos públicos hoy se están yendo a instituciones privadas sin mayores distinciones de calidad y probidad. ¡No competimos en igualdad de condiciones presidente! Hoy se encuentran investigadas varias universidades privadas, pero que les ocurrirá: ¿sanciones económicas que es preferible pagar para seguir actuando de la misma forma? ¿Clases de ética? Las universidades somos instituciones rectoras en la sociedad, cumplimos funciones públicas. No es posible seguir con este modelo de educación superior pues garantiza la muerte de las universidades del Estado de Chile. Necesitamos una vuelta de tuerca.
Algunas solicitudes básicas antes de cerrar esta misiva.
Toda organización universitaria que reciba fondos públicos, de la cuantía que sea, debe tener un sistema de transparencia activa en todos los niveles del gasto. Todas deben actuar bajo los marcos normativos de ChileCompra, si es lo que deseamos como forma de control. Todos los bienes adquiridos con fondos públicos deben pasar a formar parte de los activos del Estado. Preferencia a las Universidades del Estado para trabajar con los sistemas de salud pública. Preferencia a las universidades del Estado para trabajar con los sistemas de educación parvularia, básica y secundaria del Estado. No podemos competir con universidades privadas que llegan a los establecimientos educativos y de salud con ofertones que están fuera de nuestro alcance. Fondos para el fortalecimiento de la infraestructura de nuestras instituciones. Fondos basales para investigación básica y aplicada dedicada a las universidades estatales.
De lo que se trata señor presidente, es que las instituciones de Educación Superior aseguren su funcionamiento, estabilidad y competitividad. Construyamos juntos y juntas un equilibrado sistema de educación superior en el cual nuestras universidades estatales sean el pilar del edificio y no el cuarto trasero, como lo están siendo hoy.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado