En los resultados de la admisión 2025 a las universidades, la educación pública en Chile se erige como un reflejo de los retos y oportunidades de nuestro sistema educativo. Con más de 500.000 postulantes habilitados y un aumento significativo en las tasas de selección de mujeres y estudiantes provenientes de colegios públicos y técnico-profesionales, el sistema muestra avances hacia una mayor equidad. Sin embargo, estos logros deben ser solo el inicio de una transformación más profunda. La educación debe convertirse en una prioridad innegociable para el país, no solo como política de gobierno, sino como política de Estado.
Uno de los indicadores más alentadores de este proceso es el incremento en las postulaciones a pedagogías, según cifras del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre), con 89,1% de los seleccionados marcando estas carreras entre sus tres primeras preferencias. Además, se observa un notable aumento en áreas críticas como Matemática (+17%) y Ciencias (+9%). Esto no solo responde a la urgencia de contar con más educadores en estas áreas, sino que también refleja un cambio positivo en la percepción de estas carreras. Pero, ¿cómo aseguramos que este interés inicial se traduzca en una formación y desarrollo profesional sostenido? Es aquí donde la responsabilidad del Estado se torna irrenunciable.
El aumento de mujeres en STEM (+15,7% de seleccionadas en comparación al año anterior) y el acceso a través de cupos como Más Mujeres Científicas y PACE son pasos en la dirección correcta. Sin embargo, es vital expandir estas políticas y asegurar su sostenibilidad. La educación pública debe ser el motor que impulse estas transformaciones, garantizando calidad y acceso desde la base. No basta con celebrar los números; necesitamos consolidar un sistema educativo que permita a cada estudiante, sin importar su origen, alcanzar su máximo potencial.
A pesar de los avances, persisten desafíos que demandan acción inmediata. El descenso en pedagogías como Educación Diferencial (-8%) y Educación de Párvulos (-6%) subraya la necesidad de fortalecer estas áreas, cruciales para la inclusión y el desarrollo integral de los niños y jóvenes. Además, la disminución de postulantes con discapacidad en el proceso de selección (-1,8%) evidencia una deuda pendiente con la equidad en el acceso.
Chile debe asumir la educación como una prioridad estratégica y una inversión a largo plazo. No podemos permitir que las brechas históricas sigan definiendo el futuro de nuestras generaciones. Los avances de la admisión 2025 son un llamado a la acción: es momento de consolidar un sistema educativo robusto, equitativo y alineado con las necesidades del país. La educación pública no es solo un derecho; es el cimiento del desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado