Presupuesto Educación 2018, señales desalentadoras

Como ya es un hecho de público conocimiento, el Presupuesto 2018 no entregará a los colegios subvencionados que aceptaron incorporarse a la gratuidad, el aporte prometido originalmente, el que compensaría la pérdida del copago entregado por los apoderados. Esto va a significar que, en vez de contar con una subvención prometida de $10.791 por niño al mes, se recibirá $8.393, es decir, un 23% menos.

Esta medida es una señal contraria a las declaraciones del Gobierno en el sentido de que la educación de calidad para nuestros niños, cualquiera sea el lugar donde estudien, es su prioridad.

Es también una falta de respeto a los apoderados de esos colegios, pues se les dijo que la calidad de la educación de sus hijos no iba a verse mermada por entrar a la gratuidad. Es evidente que los establecimientos tendrán que eliminar de su planilla proyectos que se estimaron con un presupuesto que ahora no va alcanzar.

Planes de desarrollo lector, habilidades matemáticas, convivencia, formación ciudadana o deporte tendrán que esperar y los padres conformarse, pues sabemos que la buena educación requiere recursos y muchos.

Todo lo anterior se hace más preocupante si consideramos que el gasto promedio por alumno en Chile es menos de la mitad que el gasto promedio de la OCDE, según datos de 2016.

Ésta es una triste señal a los docentes que decidieron quedarse en estos colegios, pues genera incertidumbre respecto a la calidad y cantidad de los recursos con los que contarán para sacar adelante a sus alumnos y realizar mejor su trabajo.

Más desalentadora aún es la situación de quienes vislumbran la posibilidad de estudiar pedagogía. Elige Educar junto a muchos jóvenes y organizaciones en nuestro país han hecho un enorme esfuerzo para otorgarle valor la carrera y se ha invitado profusamente a  los  jóvenes a elegir ser profesores, pues de verdad es la profesión más importante de todas.

Por todo esto, la decisión de congelar la subvención va en otra dirección y es una señal que nos dice a todos los chilenos que educar no es lo más importante. Si sumamos a esta medida, otras situaciones por todos conocidas de la infancia en Chile, parece que es cierto que los niños tendrán que esperar.

La buena noticia es que somos muchos los profesores, padres y ciudadanos que sí sabemos que si hay algo donde se deben destinar los siempre escasos recursos es en la educación de los niños. Esto es una bandera que hay que levantar con la fuerza que arranca de una mezcla de impotencia, esperanza  y convicción.

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