Recados a los presidenciales desde la Educación Parvularia

Después de haber visto la participación de las y los candidatos presidenciales en diversos programas de TV, como así mismo asistido a algunas de las presentaciones de sus representantes y revisado sus programas, he tratado de hacerme una idea de cuánto conocen de Educación Parvularia y de sus necesidades de desarrollo, y en función a ello calibrar sus propuestas.

En general, el discurso es el mismo, priorizar la Educación Parvularia porque es el nivel más importante en el cual invertir, entregándose algunos argumentos para fundamentar está aseveración, lo cual, sin duda, es un buen punto de partida. Sin embargo, cuando se entra a especificar las medidas para implementar estas propuestas, suceden diferentes situaciones. En algunos casos, sobre todo en los paneles en que se presentan sus representantes, no hay mayores menciones a que implicaría esta prioridad. En algunas de las propuestas programáticas se señalan medidas más específicas, que van desde educación parvularia universal (lo que implicaría subir de 50% en que nos encontramos a 100%, lo que es imposible), hasta otras más racionales de aumentos graduales y localizados. En cuanto al proyecto de ley de sala cuna "universal", varios no señalan nada, y los que lo hacen, abordan el tema de financiamiento de diferentes maneras.

En el plano de la calidad, hay propuestas desde favorecer la alfabetización temprana, hasta la actualización de las bases curriculares acorde a los desafíos del siglo 21. También se hace mención a favorecer el desarrollo profesional docente, agregando el nivel directivo, lo que es necesario. En otra área, hay algunas ideas de fortalecer la educación parvularia pública mediante programas externos tipo "parches", ya sean nacionales o internacionales.

Respecto a estas proposiciones, nos permitimos señalar los siguientes antecedentes:

  1. La educación parvularia pública chilena tiene 161 años de existencia desde la primera escuela de párvulos que se creó en una alianza entre lo público y lo congregacional. Desde allí, empezó su extensión paulatina que hizo que para el centenario del país existiera un kindergarten en todos los liceos de niñas existentes desde Tacna hasta Punta Arenas, atendidos por kindergarterinas especialmente formadas para su labor. Con motivo de la I Guerra Mundial y de los problemas del erario nacional, se cerraron casi todos, como igualmente la formación de estas maestras especializadas, hasta 1944 donde se inicia la formación universitaria de Educadoras de párvulos
  2. Desde esos momentos, hubo un lento crecimiento hasta que se creó la ley de Jinji (1970), que permitió no solo ir aumentando la cobertura de atención, sino también instalar un concepto renovado e integral de la educación parvularia y de sus instituciones y actores. Esta ley experimentó grandes cambios en la época de la dictadura, pasando incluso al Ministerio del Interior
  3. A la vuelta de la democracia y en los años siguientes, tuvo lugar el mayor crecimiento de cobertura a través de la modalidad formal y con programas no formales que permitieron llegar a zonas donde no había ninguna posibilidad de atención presencial; junto con ello se hizo un avance muy significativo de calidad mediante la elaboración e Implementación de las Bases Curriculares de la Educación Parvularia (2002)
  4. Respecto al nivel de sala cunas, sólo cabe recordar que la ley se creó en 1917, y aún seguimos en ello.

En síntesis, en esta escueta reseña, hemos querido expresar que la educación parvularia chilena a través de sus especialistas, leyes e instituciones tiene mucho conocimiento y experiencia sobre lo que necesita el país y sus maravillosos párvulos. Basta de ideas inconsultas al sector y del uso político que por muchos se hace de este nivel educativo, para caer después en un casi olvido o inmovilidad de acciones pertinentes.

Se necesita aumentar la cobertura con estudio de las localidades y formas necesarias; la sala cuna para hijos de trabajadores en el primer año de vida NO es lo mejor para los bebés, es el mal menor, pero hay que sacarla. Se requiere actualizar las BCEP acorde a los complejos desafíos actuales y apoyar su implementación con el conocimiento existente en las instituciones sostenedoras, universidades y en sus especialistas, no en los que surgen en los momentos de campañas con "extraños regalos". Chile es un país serio, su educación parvularia también porque los niños y niñas se lo merecen.

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