Después de haber visto la participación de las y los candidatos presidenciales en diversos programas de TV, como así mismo asistido a algunas de las presentaciones de sus representantes y revisado sus programas, he tratado de hacerme una idea de cuánto conocen de Educación Parvularia y de sus necesidades de desarrollo, y en función a ello calibrar sus propuestas.
En general, el discurso es el mismo, priorizar la Educación Parvularia porque es el nivel más importante en el cual invertir, entregándose algunos argumentos para fundamentar está aseveración, lo cual, sin duda, es un buen punto de partida. Sin embargo, cuando se entra a especificar las medidas para implementar estas propuestas, suceden diferentes situaciones. En algunos casos, sobre todo en los paneles en que se presentan sus representantes, no hay mayores menciones a que implicaría esta prioridad. En algunas de las propuestas programáticas se señalan medidas más específicas, que van desde educación parvularia universal (lo que implicaría subir de 50% en que nos encontramos a 100%, lo que es imposible), hasta otras más racionales de aumentos graduales y localizados. En cuanto al proyecto de ley de sala cuna "universal", varios no señalan nada, y los que lo hacen, abordan el tema de financiamiento de diferentes maneras.
En el plano de la calidad, hay propuestas desde favorecer la alfabetización temprana, hasta la actualización de las bases curriculares acorde a los desafíos del siglo 21. También se hace mención a favorecer el desarrollo profesional docente, agregando el nivel directivo, lo que es necesario. En otra área, hay algunas ideas de fortalecer la educación parvularia pública mediante programas externos tipo "parches", ya sean nacionales o internacionales.
Respecto a estas proposiciones, nos permitimos señalar los siguientes antecedentes:
En síntesis, en esta escueta reseña, hemos querido expresar que la educación parvularia chilena a través de sus especialistas, leyes e instituciones tiene mucho conocimiento y experiencia sobre lo que necesita el país y sus maravillosos párvulos. Basta de ideas inconsultas al sector y del uso político que por muchos se hace de este nivel educativo, para caer después en un casi olvido o inmovilidad de acciones pertinentes.
Se necesita aumentar la cobertura con estudio de las localidades y formas necesarias; la sala cuna para hijos de trabajadores en el primer año de vida NO es lo mejor para los bebés, es el mal menor, pero hay que sacarla. Se requiere actualizar las BCEP acorde a los complejos desafíos actuales y apoyar su implementación con el conocimiento existente en las instituciones sostenedoras, universidades y en sus especialistas, no en los que surgen en los momentos de campañas con "extraños regalos". Chile es un país serio, su educación parvularia también porque los niños y niñas se lo merecen.
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