Una débil agenda

Luego de la rimbombante discusión de Aula Segura que terminó con una ley diametralmente distinta al proyecto ingresado por el gobierno, entramos a un área de silencio. Puede ser que lo hecho en el gobierno anterior con gratuidad universitaria, des-municipalización, inclusión, fin al lucro y gratuidad escolar haya tenido tanto peso que nada de lo que éste gobierno haga se note por no estar a la altura de esas políticas que de verdad igualaban la cancha y hacían consagrar el derecho de chilenas y chilenos a la educación.

Podrá ser que la costumbre del gobierno hoy de titular con nombres marketeros sus iniciativas le quite densidad y peso a lo que pretende hacer o como bien creo yo, que el gobierno está entrampado en buscar rendijas para retroceder sin ser frontal pues sabe que eso le conllevará costos políticos serios.

Para muestra un primer botón, el plan “Todos al Aula” que en su definición busca disminuir las actividades “administrativas” en beneficio de la acción pedagógica de los establecimientos, tiene un concepto deseable en su definición, pero en la práctica puede representar la flexibilización de las normas que buscan eliminar el lucro con recursos públicos en el sistema, el plan ya fue anunciado, pero no se conoce el detalle de sus propuestas.

Un segundo botón de muestra dice relación con los liceos de “excelencia”, la propuesta habla de 300 en el país, ya conocemos esto, se trata de establecimientos en los cuales hay un extra de inversión contra metas de mejoramiento, nuevamente su definición es una política deseable pero la pregunta a hacerse es qué pasa con los miles de establecimientos que no son parte de este proyecto.

Suma y sigue si hablamos de la gratuidad en los CFT y IP pues está inconclusa la gratuidad universitaria y la salida que se le dará a los estudiantes que están hoy con gratuidad y que por su evolución académica no cumplirán con los años en que esto estaba diseñado y el impacto que  generará en las familias y en las universidades en las cuales estos jóvenes hoy estudian con gratuidad y que no cuentan hoy con una salida financiera para esta situación y de lo cual el Gobierno no ha manifestado opinión.

Agreguemos ahora el proyecto que pone fin al CAE,  ingresado hace algún tiempo, no tiene urgencia y que lo que hace es consagrar sistemas de créditos, ciertamente en mejores condiciones, pero que descarta la progresión de la gratuidad universal, cuestionando o derribando el concepto de la educación como un derecho social garantizado por el Estado.

Si miramos este panorama podremos ver con claridad que el Gobierno está administrando un conjunto de iniciativas que no dan curso a profundizar la revolución que hizo de la educación un derecho y más bien potenciando medidas sutiles de regresión a la lógica de que la educación debe ser una carga a financiar por cada familia.

Hay que ser honestos, el Presidente Piñera asumió la gratuidad a regañadientes y por razones tácticas electorales, pero no está en su convicción profundizarla y llevarla a adelante, hay que ser honestos también, no debemos pedirle a la derecha que comulgue con convicciones que no les son propias.

Lo que sí es claro  es que estamos frente a una paradoja comunicacional, el discurso es la “más importante de todas las reformas” y   una agenda débil hecha como por cumplir, sin convicciones, pues la paradoja de este gobierno de derecha está en que debe empujar políticas en educación en las que no cree.

Por eso vemos cosas como un proyecto de sala cuna universal que se discute en la comisión de trabajo y no en la de educación, un anuncio de liceos bicentenario que atenderá la realidad de 300 en el país, menos de un tercio de los existen  y para el resto no hay apuesta,  gratuidad para CFT e IP cosa buena muy buena, pero no hay avance en la gratuidad universitaria, ni menos aún, solución para los estudiantes que sobrepasaron los años de su carrera.

Estamos a 9 meses de la instalación de los “tiempos mejores” y honestamente debo decir que de mejores nada y el  tiempo se ha pasado como loco dejando el MINEDUC pasar la energía y la posibilidad de profundizar el mayor cambio social en educación de la historia de mi país.

Si listamos las reformas que han hecho la línea de tiempo de la educación en Chile, los 4, los 8 años de escolaridad obligatoria, la jornada escolar completa y la gratuidad escolar, el fin al lucro, el copago y la selección, son la que estarán siempre en los libros de historia, les aseguro que Aula Segura no.

La puerta está abierta y el Gobierno solo debe cruzarla, si transita por el camino de hacer y fortalecer la educación como un derecho social. Creo que serán muchos miles y transversalmente estaremos en esa opción, si la apuesta es retroceder y poner al centro el “derecho a pagar”.

Seremos esos miles los que levantaremos la mano y la voz para denunciar y anunciar que hay un gobierno que quiere retroceder y que no lo permitiremos.

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