El próximo 17 de agosto se ejecutarán las elecciones bolivianas, ofreciendo un momento de síntesis entrópica versus expectativa de una reorientación político-económica. Esto en parte es debido a la fractura al interior del MAS, catalizado por los liderazgos de Luis Arce Catacora (actual presidente) y Evo Morales Ayma (expresidente, que llama a votar nulo, ante su imposibilidad de participar en los comicios por disposiciones institucionales), siendo el senador Andrónico Rodríguez, uno que medió entre estas fracciones del MAS, devenido en candidato a la presidencia, ahora apoyado por otro conglomerado denominado Alianza Popular.
Cabe mencionar que la fragmentación del MAS se cristaliza además con la candidatura oficialista de Carlos Eduardo del Castillo, exministro de Gobierno, continuidad de Luis Arce, y con muy baja adhesión popular; más la opción de Mónica Copa, por el Movimiento Renovación Nacional, alcaldesa de la comuna-municipio El Alto y exafiliada y promesa de continuidad del MAS.
Sin embargo, esta línea interpretativa es estrecha analíticamente, obligando enumerar otros hechos contingentes, como es la crisis económica profunda asociada a una franca intensificación por la inflación (16,92%)(1), donde la explotación y comercialización del gas natural se ha constreñido, no sólo porque globalmente cambió la intensidad de la demanda por el energético, explicada en parte importante porque no hubo oportunidad de prospección e inversión estatal ni de las empresas privadas. Por otro lado, en la misma línea, según Álvaro García Linera, en entrevista concedida durante el año 2024, la inoficiosa conducta del gobierno de Luis Arce Catacora no fue capaz de hacerles cumplir los contratos firmados entre el Estado y empresas cuando él fue parte del gobierno, dinamitando en parte la cobertura que entrega(ría) el recurso natural a la economía nacional(2). Adicionalmente, se indica que el gasto estructural público entre la burocracia y los subsidios sobre los combustibles dilapidan los escasos recursos financieros, no sincerando el precio de los energéticos, explicando, además, la no inversión privada sobre este recurso natural (un desincentivo por la inversión). El litio, aún es un potencial posibilitador de recursos, sin perjuicio de la explotación que ya vivencia(3).
Políticamente, la tensión tiene varios hitos, los cuales -indican analistas- se remontan desde el Referéndum Constitucional convocado por Evo Morales en febrero de 2016, para preguntar si podía postularse a la presidencia otra vez en el año 2019, el que perdió, presentándose igualmente a las elecciones consignadas, tras habilitación concedida por el Tribunal Constitucional Plurinacional, ganando de manera consistente con gran acompañamiento en el Congreso Nacional (hubo resistencia a los resultados por parte de la oposición política, acusando fraude electoral, tras la demora y poca transparencia del proceso, que lo hizo ganar en primera vuelta con cerca del 47% de los votos(4)).
Posteriormente, fue derrocado vía un polémico golpe de Estado (por cómo se concretó, hasta la concepción conceptual y política del mismo), tras "el hacer de militares y fuerzas de orden" en su momento (ello, tras movilizaciones o, geografía de la multitud activada en múltiples frentes). Ello permitió la asunción de Jeanine Añez, como presidenta Interina, en cuanto integrante del Senado (siendo ella segunda presidenta y, ante la renuncia del vicepresidente García Linera y la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, como también del presidente de la Cámara Baja, Víctor Borda, por sucesión), para tras dificultades diversas, pandemia del Covid-19 mediante, terminó entregando el mando a Luis Arce Catacora tras elecciones realizadas en octubre de 2020, permitiendo otra vez al MAS llegar al Ejecutivo con maciza representación congresal, sin perjuicio de las siguientes fracturas vivenciadas(5). De ahí en más, tras apoyo de Morales a Arce, el primero declara al segundo como traidor, profundizando la crisis interna del MAS, generando ingobernabilidades al oficialismo masista vía movilizaciones, cortes de calles y otros, buscando la condición de candidato a la presidencia de Evo Morales Ayma para este 2025.
A lo anterior, se agrega una crisis de confianza profunda en la institucionalidad vigente, donde los poderes Judicial y Electoral se encontrarían en asecho, corroborándose de algún modo ello en la imposibilidad de apresar a Evo Morales (por delito de trata de personas), desde la localidad del Chapare, Cochabamba, protegido por sus adherentes.
Este contexto conflictual en que se encuentra el Estado Plurinacional Boliviano, con el MAS fragmentado y con alta probabilidades de no continuar con una correlación de fuerza política consistente en el Ejecutivo (derrotado) y Legislativo (disminuido), coloca en entredicho el modelo diseñado y ejecutado por este partido, encontrando su formalización y proyección en la Constitución Política lograda en el año 2009, que, en un escenario como éste, relativiza de forma importante la siguiente fase Estado Plurinacional Boliviano, como lo expone uno de los intelectuales que se encuentran detrás del mismo, como es Álvaro García Linera.
En esta entrópica y volátil realidad boliviana, las derechas políticas-económicas se han fortalecido so pena de la fragmentación en la que se encuentra el mismo sector. Han sido capaces de articularse en la dispersión que las ha caracterizado, gracias al colapso de la izquierda que ha representado el MAS-hegemónico, por lo ya dicho (más otras circunstancias de la realidad), donde aparece muy bien aspectado Samuel Doria (Alianza Unidad), un veterano exponente de la derecha empresarial (tuvo cargos públicos en el gobierno de Paz Zamora entre los años 1991-1993); por otro lado, Jorge "Tuto" Quiroga (Alianza Libertad y Democracia), otro veterano exponente de una derecha más neoliberal, que ya fue vicepresidente de Hugo Banzer (1997-2001) y posterior presidente (2001-2002), tras renuncia por enfermedad de Banzer; más atrás Manfred Reyes Villa (APB-Súmate), actual alcalde de Cochabamba y excandidato presidencial.
Pareciera que todo apunta a una culminación de un ciclo boliviano articulado desde una izquierda que tuvo la particularidad de representar expresiones sociales y políticas subalternas históricamente, como son los pueblos originarios, que, sin perjuicio de haberse expresado en los otros modelos estatales-políticos bolivianos, nunca tuvieron ni identitaria ni políticamente la potencia y fuerza operativa como en este ciclo. Quedará observar, en este momento de transición política, cómo Bolivia se encauza y permite las mejores condiciones de bienestar para las mayorías del país altiplánico, con otras fuerzas que, independiente de proyectar mayorías en la suma de sus partes, permitiéndoles, eventualmente, acceder a la primera magistratura, aún no cristalizarían en un proyecto político claramente identificable. Son momentos complejos y seguirán desafiando los mejores arreglos del más amplio espectro político del país.
(1) Gráficos IPC - INE
(2) Piedra, papel y tinta 28-02-24
(3) El accidentado camino del litio en Bolivia: 17 años de promesas de un desarrollo económico que no despega | La tortuosa carrera del litio en Bolivia
(4) Análisis de las elecciones de Bolivia en 2019
(5) Bolivia y su proceso: algunas claves
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado