La caída del Partido Socialista Francés

La política francesa vive  altos niveles de incertidumbre ante la elección presidencial del 23 de abril (primera vuelta, y 7 de mayo la segunda). El principal temor es el triunfo de una extrema derecha populista encabezada por Marine Le Pen. La candidata Le Pen defiende posturas similares a Trump, contra la inmigración, los musulmanes,  sacar a Francia de la Unión Europea y del euro.

Día a día nuevos electores se inclinan por el voto útil: apoyar  a quien pueda mejor competir  en la segunda vuelta para derrotarla. En esta dinámica los grandes perdedores están siendo  la derecha republicana y  el partido socialista.

La derecha pierde adherentes por la investigación a su  candidato Fillon por uso irregular de recursos parlamentarios para contratar a su esposa e hijos como asesores, sin que desempeñaran función alguna. También por recibir  un regalo  de €13,000 para pagar dos trajes elegantes. O sea, por la mezcla de política y dinero.

¿Y qué ha pasado en el partido Socialista? Dos factores negativos  han provocado  su debilitamiento. El primero, la baja aprobación del gobierno de Hollande, que impidió al Presidente  ir a la reelección y dejó al partido sin una candidatura relevante.

Entonces vino una primaria socialista opaca. Ganó Benoit Hamon, del sector más izquierdista del PS, que ha encabezado a un grupo de diputados socialistas críticos del presidente Hollande. La pugna  interna  socialista desembocó en un impasse.

Segundo, el candidato perdió apoyo de los sectores moderados de su partido, y no ganó apoyo de la izquierda externa al PS, que tiene otro candidato, Melanchon. El candidato socialista se aisló y no llegará a la segunda vuelta. El PS sufre de la ambigüedad y se divide ante una derrota cierta.

¿Quienes pueden derrotar a Le Pen? Hasta hace un mes era el candidato de la derecha, Fillon.  

El PS y la  centroizquierda se encaminaban de nuevo al dilema: votar por la  derecha republicana para detener a la  extrema derecha populista, como ocurrió en una elección anterior entre Le Pen (padre de Marine)  y el presidente Chirac, después de la derrota en primera vuelta del socialista Jospin. Pero ese escenario ha  cambiado sorpresiva y aceleradamente.

La gran novedad política es el surgimiento de la candidatura  de Emmanuel Macron, joven  ministro de Hollande, quién  luego de renunciar  a ese cargo levantó una candidatura de centroizquierda independiente.  

En las últimas 10 semanas ha crecido enormemente la adhesión a su campaña como alternativa más segura para derrotar a Le Pen. Ha recibido apoyo de fuerzas de centro, incluso de algunas personas de la derecha republicana moderada, y un creciente respaldo de miembros y simpatizantes  del partido socialista, entre ellos varios ministros del actual gobierno. Lo más probable es que la segunda vuelta sea entre Le Pen y Macron, y que este sea el próximo Presidente de Francia.

Es cierto que a diferencia de Francia en  Chile no existe el peligro  de una extrema derecha populista. Pero, guardando las diferencias, las  experiencias de otros  ayudan a reflexionar lo propio.

No cabe duda que la dispersión de la centroizquierda aleja la posibilidad de ganar y de gobernar. Con la dispersión, el centro tiende a ser ocupado por la derecha y las posturas  izquierdistas del  progresismo tienden a ser mejor representadas por la izquierda radical.  Quienes proponen una opción de centro izquierda deben  pensar estratégicamente, configurando siempre una fuerza social y política amplia, con programa sólido y respaldo de una mayoría. Solo así podrá ganar elecciones,  gobernar y realizar reformas  para la inclusión social, la participación política  y la innovación tecnológica.

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