Luego de la violenta ofensiva militar de la ocupación israelí que ha destrozado las ciudades de Jenin, Tulkarem y Nablus, en el norte de Cisjordania; el primer ministro Benjamín Netanyahu mostró un mapa en el cual las fronteras de Cisjordania y Jerusalén Este no aparecen. Las borró del mapa, literalmente.
Excluirlas no fue un error o una imprecisión. Netanyahu -en septiembre de 2023- ya había mostrado a la Asamblea General de la ONU un mapa del "nuevo Medio Oriente", sin Gaza, sin Cisjordania y sin Jerusalén Este. Ambas acciones, premeditadas y calculadas, muestran sus intenciones de afianzar la ocupación, anunciar la anexión y el asentamiento con el propósito de borrar del mapa a Palestina, a su pueblo, sus casas, sus olivos, su cultura y sus niños, literal y macabramente.
Por casi un año, sus ataques genocidas han asesinado a más de 40.000 palestinos, casi la mitad de ellos niños y niñas; otros 93.000 fueron heridos, hay más de 10.000 desaparecidos bajo los escombros y 90% de la población ha sido desplazada más de una vez y obligada a improvisar refugio donde pueda, como pueda.
Los ataques de la ocupación en Cisjordania contra palestinos desarmados demuestran una vez más que a las autoridades de la ocupación no les interesa la paz ni la vida.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados de Palestina condenó el uso reiterado de este mapa, calificándolo de "reconocimiento flagrante de la agenda colonial y racista de Israel. Esta acción racista muestra un desprecio por el derecho internacional, los acuerdos de paz y los esfuerzos globales para revivir la solución de dos Estados y detener el genocidio en curso".
Mientras los esfuerzos en detener el genocidio y otros crímenes en guerra en Gaza, y a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de ONU, de las multitudinarias marchas en varios países que piden detener la masacre; la ocupación israelí inicia una de las más violentas ofensivas en Cisjordania desde 2002, con el único propósito de adueñarse y tomar control de todos los territorios palestinos y ampliar la limpieza ética del pueblo palestino, desde Gaza a Cisjordania.
Usan drones, excavadoras, rifles de francotiradores y otras armas para destruir, bombardear, atacar y disparar contra los palestinos en el norte de Cisjordania, en una campaña planificada y organizada que involucra miles de soldados y se espera que dure varios días. Al menos 33 palestinos fueron asesinados, más de 200 detenidos y 70% de las calles de Jenin están destruidas, incluida la infraestructura vital de agua y electricidad.
Lamentablemente, no nos sorprende. Ya en enero 2024 el ministerio denunciaba que la escalada de violencia incitada por la derecha gobernante era para replicar en Cisjordania el genocidio, la destrucción y el desplazamiento de la Franja de Gaza. Con los mártires de los últimos días, son casi 700 los palestinos asesinados en Cisjordania desde el 7 de octubre y casi 6.000 heridos.
Ofensiva que además brinda mayor impunidad a los colonos extremistas que incrementan su violencia con los palestinos, los expulsan de sus hogares para adueñarse de sus tierras con el apoyo, por acción u omisión, del ejército de la ocupación. Durante el último año, las expropiaciones de tierras, los puestos de avanzada y los ataques de colonos israelíes a palestinos crecieron exponencialmente, con cifras casi equivalentes al doble que la suma de los años anteriores. Esto, a pesar de que en julio la Corte Internacional de Justicia declarara ilegal la ocupación de tierras palestinas por parte de Israel y exigiera la evacuación de todos los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Pero continúan. Impunes.
El presidente del Estado de Palestina, Mahmoud Abbas, anunció su visita a la Franja de Gaza para detener la agresión y pidió ayuda a Naciones Unidas para garantizar su ingreso seguro. Como también ha pedido innumerables veces a la ONU y a la comunidad internacional para que tome medidas concretas que impongan un alto al fuego y detengan el plan de la ocupación de eliminar a Palestina y al pueblo palestino del mapa.
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