Con frecuencia es posible observar en el mercado productos derivados de madera o de subproductos del bosque, a los que se les incluye un mensaje en su envase indicando que "este producto no proviene del bosque nativo" o "en su elaboración no se han cortado árboles nativos". El mensaje tiene por finalidad conferirle al producto en cuestión un atributo ecológico que no necesariamente posee, una credencial de bajo o incluso cero impacto. También se puede leer en algunas casos otros mensajes como "este producto se ha elaborado con madera de árboles caídos", aclarando el hecho de que, pese a estar elaborado con madera nativa, en ningún caso los productores cometieron el "crimen de cortar un árbol nativo" para su elaboración.
¿Es correcta esta forma de propaganda? ¿Se requiere este tipo de aclaración en productos elaborados con madera? ¿Les confiere la credencial de ecológicos a estos productos? Para nada.
Simplemente responden a una mirada errada respecto a lo que entendemos por sustentabilidad y, por cierto, a lo que entendemos por acciones eficaces para proteger nuestros bosques. No cabe duda de que existen extensas superficies de bosques naturales que, por distintos criterios técnicos, es deseable mantenerlos excluidos de un aprovechamiento maderero productivo. Pero idealmente deben ser los mínimos, porque la exclusión es con frecuencia sólo una aspiración en la mente de quienes la promueven, pero que rara vez se convierte en realidad, especialmente en un país en que la mayor parte de estos bosques son de propiedad privada y repartida en miles de propietarios.
La realidad de los bosques nativos chilenos es que en su mayoría necesitan manejo y los propietarios de esos bosques necesitan generar recursos económicos mediante dicho manejo para aportar a su economía familiar. Estos bosques no necesitan un condescendiente abandono como política pública, abandono al que erradamente las personas de entornos urbanos llaman conservación.
Por lo mismo, estos mensajes indicando la completa exclusión de especies nativas en la elaboración de ciertos productos, buscando una aprobación inmerecida, son profundamente contraproducentes para avanzar hacia una genuina cultura forestal, donde los bosques, todos los bosques, formen parte de nuestra economía y aporten a nuestro bienestar. No sólo a partir de servicios ecosistémicos intangibles sino también de productos de uso cotidiano.
En adelante, cuando lean en el envase de estos productos mensajes aludiendo al uso de árboles caídos o a la ausencia de especies nativas para su elaboración, la lectura correcta debería ser "este producto no promueve el manejo forestal sustentable del bosque nativo", o bien "este producto no apoya el mejoramiento de los bosques nativos a través de su manejo productivo". También podría leerse como "este producto no promueve ni apoya la actividad económica de pequeños propietarios de bosques nativos" o "este producto no incorpora en su cadena de producción a pequeños propietarios de bosque nativo".
Esta traducción es sin duda más certera a la hora de entender qué quieren decir estos productores con su errada estrategia de producción y marketing, que hoy no solo se ha instalado entre estos empresarios, sino también en parte importante de la sociedad. Apoyar a los propietarios a manejar sus bosques e incorporarlos en nuevas cadenas de producción es la mejor manera de apoyar la recuperación y mejora de nuestros recursos forestales nativos. Ojalá que este mensaje se incluyera en el envasado de cada producto de aquí en adelante.
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