Es claro que la acción climática es y será siendo uno de los grandes temas que deben y deberán abordar los distintos gobernantes para el desarrollo de sus respectivos países, enfocándose a mi entender en la gestión de los riesgos y desastres naturales asociados a una gobernanza del clima, ya que de no hacerlo las consecuencias en lo sanitario, económico, social y medioambiental pueden ser irreversible.
Es por ello que una de las grandes divergencias que se plantean es la que dice relación a la importancia de la "mano del hombre" como factótum y alto porcentaje de responsabilidad en la generación de desastres naturales como aumento del calor extremo, megasequías, la inseguridad alimentaria y la afectación ostensible de la biodiversidad, entre tantos otros, llegando a plantearse el fin del "Holoceno" (actual era geológica que abarca 12.000 años y que se caracteriza por un clima estable desde el último período glacial y ha propiciado la civilización) y transitar definitivamente hacia una nueva era geológica denominada por los científicos Paul Crutzen y Eugene Stoermer como "Antropoceno", (Antropo que en griego significa humano y Ceno que es el sufijo de las diversas eras de la historia terráquea), fundamentada principalmente en los cambios geofísicos que en el mediano plazo ha experimentado la tierra, así como también en la variabilidad climática provocada por el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas en gran parte por la actividad humana en la industria y de la intervención indiscriminada de este en los servicios ecosistémicos dañando su preservación.
El planeta está muy cerca de traspasar los 1.5 °C de calentamiento global que era la meta propuesta por el Acuerdo de París, lo que enciende las alarmas donde incluso el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gutérres advirtió que había culminado la era del calentamiento global dando comienzo a la era de la ebullición global. Las olas de calor extremas que se producían una vez cada 100 años antes del siglo XX, cuando el "factor humano" era intrascendente en la variabilidad climática, ahora son mucho más frecuentes fomentando no solo el aumento de la desertificación de los territorios y afectación de la agricultura y la ganadería sino que además provocando problemas asociados a la salud pública y laboral respecto al llamado "estrés térmico por calor" que provoca estragos al trabajador cuando está expuesto al calor desarrollando sus actividades labores.
Por tratarse de una situación a escala planetaria, nuestro país no está exento de vivir las consecuencias de la intervención humana; es cosa de ver la enorme cantidad de ríos y afluentes que son intervenidos a lo largo del territorio nacional de manera brutal y con poco control transformándolos en vertederos por la contaminación con materiales residuales o para desarrollar extracción de los áridos en sus lechos que impiden el libre escurrimiento de las aguas para que estas lleguen al mar para así mantener el ciclo de vida del agua y así evitar el aumento de la acidificación del océano que provoca un aumento de la temperatura o del poco cuidado de los humedales y bosques donde cada verano es pan de cada día la ocurrencia de incendios forestales provocados por ciudadanos inescrupulosos que no tienen conciencia del daño causado y que después se quejan del calor existente o de las industrias que se niegan a desarrollar en sus procesos productivos gradualmente una transición energética sostenible donde muchas siguen transformando territorios en zonas de sacrificio a vista y paciencia de todos, etc.
Si bien es cierto en la última COP desarrollada en Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, paradojalmente séptimo a nivel mundial en la producción de petróleo, se aprobó una hoja de ruta para la llamada "transición hacia el abandono de los combustibles fósiles", la cual plantea no solo limitar el calentamiento global a 1.5 °C, sino que reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 43 % al año 2023, y así alcanzar las emisiones netas de CO2 a cero para el año 2050, lo que en el titular se ve como una esperanzadora noticia, pero que también se ve como la última oportunidad antes de la barbarie y la debacle global por el clima.
Finalmente, la era geológica del Antropoceno es una realidad, concreta, medible de manera empírica y certera que puede ser una tremenda oportunidad para que el ser humano sea el factor de cambio y el verdadero "héroe de Marvel" para darle un respiro al planeta o definitivamente sea el causante de su autodestrucción... ahí la monstruosa encrucijada.
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