(In) disciplina comunista: el pago por renunciar al programa

Para los comunistas la política es algo de la mayor seriedad. Cada minuto de vida debe servir para los intereses superiores de la causa. Los comunistas no participan de farándula, se irritan cuando se sabe de sus vidas amorosas –si es que se sabe-, no hay espacio para chistes con la política. Todo movimiento político está planificado. Cuando los ministros del comité político salen juntos después de un áspero comité político este lunes y el presidente del PC –Diputado Teillier- no sale con ellos, no es una simple casualidad. Son señales…señales políticas.

El (verdadero) comunista, es comunista siempre. A toda hora.

Las exclamaciones (“Valdés: ¡eres un h’ de p’!”) no son un accidente. Nadie con el oficio de la presidencia de la CUT no sabe qué decir cuando por orden de la autoridad, se procede a restablecer el orden público al interior del pleno de la Cámara de Diputados, menos si hay cámaras y donde además los Diputados comunistas suben a las tribunas en busca de sus “compañeros” para tratar de desviar la atención de su votación, la cual terminó de condicionar el triste capítulo para el Gobierno del reajuste. El grito frente a las Cámaras, emulando la imagen del “trabajador violentado”, no es falta de oficio. Nadie con falta de oficio puede ganar y ser Presidente de la CUT.

El partido comunista, quien siempre dijo que estaría con un pie en la calle y otro en el Gobierno, le ha dejado en claro al Gobierno y su coalición una sola cosa: no les saldrá gratis renunciar al programa; no le saldrá gratis el “realismo sin renuncia”; no les saldrá gratis no hacer los esfuerzos refundacionales debidos para refundar el país con la nueva Constitución (proceso hoy durmiendo una siesta bastante larga); no les saldrá gratis no condenar con fuerza la actitud “antidemocrática” del Tribunal Constitucional en el tema gratuidad de la educación y en la reforma laboral. No les saldrá gratis no legislar  con celeridad a favor del aborto.

En todas las disputas su antagonista ha sido la Democracia Cristiana.

Pero no se irán del Gobierno. Eso es no entender cómo funciona el Partido Comunista. Dejar el Gobierno significa dejar posiciones de poder claves en la dirección de la Dirección de Organizaciones Comunitarias (organismo de la Secretaría General de Gobierno encargada de las divisiones sociales), dejar la primera línea en el ministerio de Desarrollo Social, encargado de la política de beneficios sociales, dejar cientos de puestos de operadores políticos que hacen más política comunista en gobernaciones y municipios.

El partido comunista es pequeño, pero disciplinado. Vociferante y consecuente con su pequeña base electoral sindical y gremial en los servicios públicos. El día en que esa base se pierda, el PC se acaba. Por eso prefieren la confrontación con la DC, porque saben que no hay espacio en el mismo bloque permanente en el tiempo. No lo hubo en la Unidad Popular, menos hoy.

“Que se vayan ellos…o que nos echen,” piensan los comunistas. Por eso la dialéctica de la lucha: con el Gobierno, con la DC, con la oposición.

Así han concebido ellos el motor de la historia. Que no se nos olvide.

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