¿Cuánta responsabilidad tiene usted Presidente Lagos?

El ex Presidente Lagos acaba de diagnosticar la actual situación política de Chile como la “peor crisis institucional del país en toda su historia, con la excepción del quiebre de 1973”. No quiero discutir la gravedad del diagnóstico, sino sugerir que nos preguntemos dos cosas muy obvias, ¿cuál es la causa de esta crisis? y ¿qué responsabilidad tenemos los políticos y quienes han ostentado los más altos cargos?

Tengo la convicción más profunda que contestar estas preguntas supone despojarnos de toda soberbia, de toda arrogancia y de toda falta de coraje que ha caracterizado nuestra conducta como clase política en los últimos 25 años.

Si logramos hacer difícil ejercicio, si es que efectivamente lo logramos hacer, no podríamos dejar de constatar que una de las principales causas que explican el total descrédito que sufrimos hoy los políticos ante la ciudadanía tiene que ver con que construimos una distancia física, espiritual, económica, ética, cultural, tan gigante con la ciudadanía común y corriente, a tal punto que ésta ya nos ve como un conjunto de seres humanos que hemos asaltado la democracia para beneficio estrictamente personal.

Esa distancia gigantesca, irremontable, se expresa, por ejemplo, en que los parlamentarios chilenos ganamos las dietas más altas del mundo (informe Ciper 2014); en que los políticos educamos a nuestros hijos en colegios particulares pagados donde van solo los niños del 7% más pudiente de la población; en que cuando los políticos tenemos un problema de salud nunca nos encontraremos con un ciudadano común y corriente ni en la fila del consultorio ni en la sala de espera de un hospital; en que viajamos por el mundo en primera clase; en que nos fuimos a vivir a barrios lujosos y en que ninguno de nuestros actos de vida cotidiana se tocan en lo más mínimo con los actos comunes de la ciudadanía.

Esta distancia sideral entre la clase política y la ciudadanía, también se expresa con particular vigor, cuando las chilenas y chilenos se enteran de que muchos políticos han financiado sus campañas con generosos aportes empresariales. Y, con justa razón, nuestros compatriotas se preguntaban hace algunos años, ¿si un político fue financiado de esta manera, dónde estarán sus lealtades? Ya no se lo preguntan, lo tienen claro.

Nadie puede lanzar la primera piedra en esta materia, todos tenemos una cuota de responsabilidad, sobre todo los que hemos estado en la cosa pública, pero con respeto le pregunto al ex Presidente Lagos, que fue quien más “normalizó” la relación entre la política y el dinero a raíz del caso Mop-Gate, ¿cuánta responsabilidad tiene usted Presidente?

Si es cierto que esta crisis es muy profunda, no se sale de ella sin grandes esfuerzos y sacrificios, y sin un severo cambio tanto institucional como cultural. ¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestras grandilocuencias y vanidades y aceptar  que otras generaciones, otras mujeres y otros hombres puedan encabezar las transformaciones que Chile necesita?

¿Estamos los políticos, y los parlamentarios en particular, dispuestos a ganar la mitad para que la gente crea que en serio queremos servir al país?

¿Estamos por terminar con la reelección indefinida, la perpetuación en los cargos, y los privilegios del poder?

Espero muy sinceramente que quienes abrazamos la política un día como el camino para construir una sociedad más justa, incluido Ricardo Lagos, tengamos un comportamiento a la altura de la gravedad del ahora presente.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado