Defendamos la República

Hace 46 años Chile fue conducido al drama político-social más grave y más grande de nuestra historia. Era otro Chile. Vitalmente distinto. Sea como fuere nos marca hasta hoy. Se hacen equivalentes - en medio de nuestra actual confusión - el legítimo descontento social con el estallido narco-anarco delictual. No se dio seguridad al primero, ni persecución útil al segundo.

El Estado renunció por corrupción a la seguridad social, pensiones dignas a nuestros mayores, educación de calidad a nuestros hijos, salud para todos.

Se abandonó también la seguridad pública, fuerzas de orden sin medios idóneos a las exigencias de la modernidad. Hordas delictuales frente a una Fiscalía Nacional ausente. Nuestro Poder Judicial preocupado de sus ingresos. En definitiva, es la República la que está en riesgo. La calle grita, la economía aúlla. Existiendo la República, estamos todos a salvo. Quien sea en democracia gobierne.  Hoy es la República la que no encuentra defensa.

Un estudiante de psicología y joven fotógrafo ha quedado ciego. Otros tanto perdieron parcialmente la vista. Pero en la ceguera de la codiciosa elite está el origen de esta violencia. Es la elite política y económica la que aún no reacciona.

La estructural violencia de nuestra institucionalidad, generó un país de rodillas. Hoy por desidia estatal, estamos todos capturados por los narco-anarco delincuentes.

Si hace 36 años Rodrigo Rojas de Negri falleció luego de ser quemado vivo por una patrulla militar y  Carmen Gloria Quintana salvó milagrosamente en el mismo episodio ( con graves secuelas físicas), no fue para que se traicionara el sueño de todos.

¿Qué hemos aprendido? Pienso que la pérdida intensa de espacios de libertad sólo admite parcial renuncia si la seguridad es en beneficio de la plena libertad de todos. Recuperar la República por todos los medios legítimos es recuperar la libertad.

Por fijar un inicio, la prensa informó en mayo de 2016, que más de 30 encapuchados, intentaron quemar la Gratitud Nacional.

El 9 de junio de 2016, totalmente destrozado quedó el Cristo de ese templo.

Entre 2018 y mediados del 2019 se registraron 113 funerales de narcotraficantes, a nivel nacional resguardados por carabineros. 79 personas detenidas y más de 9 mil controles preventivos, con sanciones de bajísima intensidad.

Desde hace años se sabe las condiciones de riesgo social con millares de familias en precariedad donde viven y profitan los narcos. Nada se hizo. Debe sumarse las narco-milicias de niños sobrevivientes del SENAME, la mayor organización de violación sistemática de derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en las calles, junto a otros que no han sufrido privación alguna.

No hay inteligencia en el seguimiento de las redes sociales. Carencia de abastecimiento a las policías. Fallos judiciales zigzagueantes para la prohibición de ciertos medios disuasivos, a consecuencia de su uso indiscriminado.

Falta de Identificación fina de material audio visual. Finalmente, quedan sin resguardo los lugares objeto de saqueos, incendios y desolación. No es la seguridad la que está en riesgo. Es nuestra libertad, ante la ausencia de seguridad.

Los anarco-narco delincuentes, conocidos como bloque negro, GAP y overoles blancos que se tomaron el INBA y el Instituto Nacional. Último ensayo de la actual violencia. Nuestras instituciones, ya muy resquebrajadas en su indolencia, han sido blanco fácil. La mesa de la inequidad estaba servida. Un pequeño fuego desató un gran incendio.

Se ha corrompido el despertar pacífico. Nos colmaron de violencia, drogas, quemas y saqueos.

¿El gobierno y el Parlamento comprenden? todos los chilenos estamos en riesgo. Chile requiere un gabinete transversal y de unidad nacional. El irrelevante actor político que suponga traer agua a su molino, no está a la altura de Chile y sus desafíos.

¿En éste escenario de violencia, un plebiscito en medio del estallido delictual, es viable?

¿Quemarán los locales de votación y los medios para trasladarse a ellos? Sería la derrota de la democracia y la libertad. Las medidas anunciadas, son una ventana rota y mezquina. Una cosa es la urgencia imperativa: seguridad. Otra la sobrevivencia de nuestra democracia anémica.

La necesidad estructural es recuperar nuestro estado social, plenamente derrotado en el mercado. Recuperar nuestro Estado de derecho, vencido por corrupción, para recuperar nuestra libertad y dignidad. Requerimos un Plan Marshall, político y económico.

La democracia no puede ser derrotada por los anarco-narco delincuentes, como lo fue el Instituto Nacional y la educación pública chilena.

Una cosa es la manifestación social y otra distinta el estallido delictual. Es urgente un plan honesto político, económico y social, recuperemos Chile. Defendamos la República.

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