El último 10…

Juan Román Riquelme es para mí es el último 10, tenía una enorme capacidad de crear fútbol y administrarlo. Al final, mágicamente no sabías si el equipo jugaba para él, o con él. ¿Qué hacemos rememorando al clásico jugador de Boca Juniors, bueno? En cierto modo hay algo de la estructura del juego del fútbol en la política.

Las constituciones son por esencial el capitán de la estructura política y jurídica de un país, pero además el administrador del juego. En definitiva, un 10 clásico.

Nuestras últimas constituciones, la de 1925 y 1980, tenían muchas virtudes en el ámbito jurídico y político, creaban las condiciones para el juego y dejaban jugar. Más allá de las turbulencias post-1925, esa Carta Magna permitió crear las instituciones esenciales de Chile y al traer paz social, inclusive permitió la industrialización de nuestro país en los años '40 y '50, seguíamos siendo un país pobre, pero empezábamos a dar nuestros primeros pasos.

La Constitución de 1980 también vino a poner la pelota al piso, si bien es una carta que no nació en democracia, eso no la inhibió de darle a Chile sus mejores años. Dotó a la ciudadanía y al mundo privado la capacidad de influir más en el acceso a bienes públicos. En resumen, un 10 que abrió la cancha.

¿Cuál es la propuesta de hoy? La Convención quiere proponer un texto todopoderoso, uno de esos egoístas que no la toca, que no hace jugar a sus compañeros y quiere llegar al arco y entrar con la pelota dentro de él. Un omnipresente que no juega en equipo.

Si el apruebo gana en septiembre, más que un 10 administrador y creador, tendremos una suerte de súper jugador que querrá hacer todo, lanzar el córner y cabecearlo y eso significa una sola cosa. Un desastre.

Queremos que una nueva Constitución dé el pase al Chile del 2050, donde una ciudadanía más tecnológica se relacione entre sí, más allá de vedas ideológicas o religiosas. Un mundo de intercomunicación e inteligencia artificial y no una Carta Magna (eterna de 500 artículos) que solo le habla a un grupo, sin conectar y sin dialogar.

Cuando hay un ente que nos mueve, que nos hace correr o tener calma, que soluciona problemas, que nos sorprende, eso es lo que hace a un equipo y aún país ir hacia adelante y no mezquindades y gustos personales. Espero que desde el 5 de septiembre podamos construir ese juego y no hundirnos en la nostalgia del último 10.

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