La derecha se tienta con la ingobernabilidad

Ante el indulto presidencial a un grupo de condenados por diferentes acciones durante el estallido social y de un exmilitante del FPMR, se generó una oleada de violentísimos ataques al Presidente Boric, favorecidos por graves yerros en la toma de la decisión que llevaron el sábado a la renuncia de la ministra de Justicia.

Naturalmente, el indulto provocó expresiones de legítimo desacuerdo tanto de académicos, juristas y figuras políticas, no sólo de oposición sino que también en las filas oficialistas, ello no sólo era previsible sino que inevitable, dado que la decisión en si misma producía explícitas discrepancias desde que fue anunciada.

Sin embargo, la derecha tradicional y los grupos ultraconservadores se han entregado a un desenfreno retórico denostando al Presidente de la República, atacando al Gobierno y anunciando diversas acusaciones constitucionales en contra de ministros de Estado que están más expuestos o que consideran más vulnerables por el difícil desempeño en sus carteras.

Asimismo, deslegitiman la acción política y agravan odiosamente el menoscabo a los partidos y fuerzas populares organizadas, se presentan como ajenos a la política, pero bloquean y desautorizan la legitimidad del régimen democrático, animando e incitando las prácticas confrontacionales de los grupos de ultraderecha que propician una situación insostenible.

El sector extremista de la derecha amenaza incluso con una acusación constitucional al Presidente Boric en clara demostración qué hay exaltados que no trepidan en recurrir a la ingobernabilidad del país con el objetivo de saciar el revanchismo de sus descontrolados y exaltados elementos, aquellos definitivamente irracionales y fuera de control.

En la derecha, cínicamente, se muestran preocupados por el aumento del populismo autoritario de rasgos neofascistas, pero en los hechos ayudan a su crecimiento atacando la política democrática, así debilitan la gobernabilidad del país. Es claro que están en la oposición y no tienen que compartir las decisiones presidenciales, además se sabe de antemano su discrepancia, pero el clima de polarización que generan no puede sino que interpretarse como un menoscabo arrogante y soberbio hacia el Presidente y un desprecio hacia la estabilidad democrática del país.

Sin embargo, en las filas de la alianza de gobierno que apoya al Presidente Boric parece que se subvalora esta situación, porque proliferan polémicas estériles y es insuficiente la preocupación por apoyar la acción gubernamental y las tareas sociales, económicas e institucionales que está realizando.

Hay que hacer un esfuerzo real de diálogo y entendimiento de las fuerzas que apoyan el Gobierno y están comprometidas con la estabilidad democrática, de lo contrario lo que parece improbable puede pasar a ser probable y una propuesta populista y autoritaria gane terreno en el mundo popular. No hay que pelear por una coma más o menos, hay que construir unidad en la diversidad para lograr la mayoría requerida para avanzar en las transformaciones que Chile necesita.

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