Las culpas del PC

¿Por qué insisten algunos en responsabilizar al PC de los fracasos político electorales?

La afirmación no tiene a simple vista, ningún fundamento. Por ejemplo en el caso de la DC, fue su candidata y su Partido, de la mano de la Fundación alemana Konrad Adenauer, quienes definieron llevar la candidatura presidencial hasta las últimas consecuencias, últimas consecuencias que el propio senador Jorge Pizarro calificó en una oportunidad de “suicidio”.

¿Qué tuvo que ver el PC con tan equivocada decisión? ¿Es parte de la Junta Nacional de la DC? ¿Algún militante suyo pertenece a la Konrad Adenauer?

Por lo demás, gran parte de los votos de Goic fueron a parar donde Sebastián Piñera en segunda vuelta. ¿Por qué sucedió eso? Lo más razonable es pensar que el escaso apoyo brindado por Carolina Goic a Alejandro Guiller, al que incluso vinculó con narcotraficantes, pudo mucho más que el apoyo del PC al senador ex candidato presidencial.

Se sumó hace poco, el Canciller Heraldo Muñoz que llamó a reflexionar sobre la continuidad del PC en la coalición y, básicamente, estimó políticamente acertado continuar con la Concertación.

¿Qué motivos tuvo para considerar que ésta fuera la mejor decisión política? No lo sabemos a ciencia cierta, pero se desprende que el Canciller no cree importante el apoyo de un partido de gobierno, pese a que sin ese apoyo, no habría sido Canciller.

En fin, el Partido Comunista se equivocó de nombre. Debió llamarse el Partido del Empedrado, PE, aquel al que todos pueden echar la culpa porque tiene la culpa de todo.

De hecho, es casi una anécdota de tipo cultural, un constructo social comúnmente aceptado que ubica al PC en el imaginario nacional como el que responde por lo malo. No importa la lógica, el argumento o el raciocinio, lo que importa es a quien echarle la culpa y así, no asumir las responsabilidades propias y hacer que otro pague por nuestros errores y falencias.

Y ésta es la moda en política hoy. Sacudirse de las culpas. Pegar duro y mirar para arriba haciéndose el loco tras la metida de pata y actuar como si no se hubiera hecho nada. A lo Chavo.

Las culpas del PC se remontan en el tiempo. Fue culpable del caos y el desorden en la misma época en que se le criticaba de obsecuencia y de sacar el paragua cuando llovía en Moscú.

Fue imputado también por importar doctrinas extranjeras en la misma época en que esos acusadores formaban a los suyos en la Escuela de las Américas con oficiales estadounidenses.

Después fue culpable de aferrarse ideológicamente a concepciones fenecidas que ahora muchos revisitan. Y por cierto, su mayor culpa fue comer guaguas y usar niños para hacer carne enlatada, mito que hasta el día de hoy, forma parte del enorme acervo cultural de frases populares e idiosincráticas.

Acá no importa la verdad, la verdad fue desplazada. Aquí lo central es singularizar al PC, al comunismo y a los comunistas.

Goic y Muñoz, solo siguen una tendencia, una tradición casi de décadas cuyos frutos se pueden seguir cosechando; por algo lo siguen haciendo. El fruto principal consiste en estigmatizar una fuerza política como se hace con un niño con problemas de inclusión o con una joven que “provoca” por usar mini falda. El problema nunca es de los otros, es del niño o de la joven.

Lamentablemente, para la política chilena, ésta tónica seguirá empleándose porque los y las chilenas tenemos internalizado como aceptable este tipo de sin-argumento y a-razonamiento.

Nos puede parecer rebuscado, pero también resulta cierto que la sociedad chilena funciona frente a los espantos y miedos que el comunismo genera como un prejuicio que se sostiene en el tiempo gracias únicamente al desconocimiento y falta de cultura.

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