Mirando hacia la izquierda

El país modificó la orientación de su mirada hacia la izquierda. Pese al lavado de cerebros, pese a la banalización televisiva, a pesar también de la colonización consumidora, muchos chilenos y chilenas se han pronunciado por usar su voto como modo de empuñar la mano.

La derecha insiste obtusamente en reducir la realidad y su actitud actual refleja que es falsa la creencia de Carlos Peña en orden a que la derecha tiene la oportunidad de refundarse. Siempre ha tenido esa oportunidad y nunca la ha tomado. Es evidente que no es capaz de interpretar lo que sucede en Chile porque siempre obtiene el mismo porcentaje de respaldo electoral y mientras más gente vota, menos ciudadanos lo hacen por ella.

Es decir, no crece electoralmente e incluso ahora, apareció una nueva derecha, más recalcitrante y retrograda y que no le suma votos. Su incapacidad para refundarse se expresa en su insistencia en emplear usados y manipulados argumentos y comparaciones con Cuba, con Venezuela, con la Unidad Popular etc. etc., como exposición y descalificación de las ideas y propuestas contrarias.

La naturaleza real de sus cuestionamientos, contiene siempre la misma fórmula: comparación con otros países, la imagen del caos y asociaciones apocalípticas. ¿En qué se sostiene entonces, la expectativa de Carlos Peña? Todo indica que en la quimera y en la falsedad de que la derecha en el poder no constituye un retroceso para el bienestar de una mayoría de chilenos.

Esto no tiene sustento alguno en la historia chilena toda vez que el ejercicio del poder por parte de la derecha se ha hecho acompañar de matanzas, reducción de empleo, crisis económica y fragmentación social. ¿Acaso un gobierno eventual de Piñera va a corregir la distribución de la riqueza como expresión de esa derecha refundada? No.

Por otra parte, la DC sufrió una derrota política producto de sus propios actos. Son los únicos responsables de su debacle y todas las tesis que el sector conservador de ese partido levantó por meses en torno a una infructuosa alianza con los comunistas, sobre la importancia de ser un partido de centro y sobre el camino propio, los llevó a una derrota electoral de la que solo ella, la DC, es responsable. Todas estas tesis fueron negadas.

La sobreviviencia de la DC hoy pasa por reafirmar sus líneas doctrinarias originales que son las que la unen con el pueblo y no en seguir enfatizando un camino auto centrado y menos aun, parapetado en la trinchera del “centro”. La verdad es que la última elección dividió el país en dos. Los que están con las reformas y los que no están con las reformas. Estar en el centro, no sirve.

La mirada hacia la izquierda expresada hoy en día, es una mirada precaria aun; está hecha desde la visión individualista de la sociedad y construida socialmente desde el reproche hacia la elite y su forma de distribuir el poder y la riqueza.

No es aún, una mirada que propone horizontes de cambio político en el país ni menos testimonia la importancia de visiones colectivas y democráticas sobre una eventual sociedad o modelo futuro. De allí que esa mirada hacia la izquierda tiene por delante un camino que recorrer si se quiere consolidar.

Por lo mismo, conviene pensar en formar un arco de construcción política y de alianzas que permite imaginar una alternativa política estable de izquierda, de carácter amplio y diverso para impulsar, desde acuerdos programáticos generales, iniciativas políticas de envergadura, como la Reforma a la Salud, la Nueva Constitución y el desarrollo sustentable.

Una confluencia cuyo desarrollo organizacional y político sea conforme a la maduración de la reflexión y acción política de sus integrantes. Chile necesita una izquierda para consolidar el proceso de mejoramiento en las condiciones de vida de sus habitantes y esta izquierda debe ser capaz de interpretar las ganas de cambio social que van desde las visiones doctrinarias humanista cristianas hasta las visiones marxistas.

Esa convivencia, difícil de hacer, debe hacerse entonces a partir de la necesidad y convencimiento que el éxito de los cambios políticos se logra con mayorías, como la que hoy comienza a evidenciarse con claridad.

En realidad, el resultado electoral y la nueva dimensión adquirida por las fuerzas identificadas con posiciones de izquierda, expresa que con las reformas impulsadas por el actual gobierno, se ha abierto la oportunidad para la articulación de nuevos ejes de entendimiento en nuestra sociedad política.

Dicha articulación debe traducirse en continuar con el impulso reformador y derrotar la restauración. Ésta es la verdadera oportunidad que se ha generado.

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