No basta con las auditorías

Hacerse cargo del enorme impacto del "caso fundaciones" requiere una acción multilateral; desde luego apoyar el trabajo de los Tribunales de Justicia, de la Fiscalía y de la Contraloría General de la República, en sus respectivos ámbitos y atribuciones, de modo que la investigación sea a fondo y se apliquen las sanciones correspondientes.

También puede ser necesario legislar, por ejemplo, en lo relativo al secreto bancario y en materias que dan amplio espacio para el mal uso de recursos públicos, aun cuando sean aparentemente áreas lejanas o distintas, como los vacíos qué hay en lo referente a evasión y elusión tributarias.

Asimismo, hay autoridades que disponen de gastos reservados a su entero y total arbitrio, como si fueran verdaderos emperadores de las instituciones o reparticiones públicas que les tocan temporalmente dirigir.

Asimismo, el traspaso de funciones públicas a organismos o fundaciones privadas cómo está ocurriendo ahora no puede continuar. Muchas acciones de estas entidades no son ilegales, pero claramente se mueven en arenas movedizas, por ejemplo, cuando hacen "intermediación" con privados para la compra de terrenos para la instalación de familias en situación precaria, hay un espacio opaco en tales tratativas que resulta claramente contraproducente.

El arrastre de estas malas prácticas ha dañado gravemente a las organizaciones vecinales, a través de la instalación de verdaderos profesionales en estas materias, es decir, cobros de admisión y permanencia que recaen en personas cuya situación de precariedad indica precisamente que no pueden pagar. Se han instalado abusos que son inaceptables.

Lo más delicado es qué hay "fundaciones" dedicadas no a resolver las demandas sociales, sino que a crearlas para justificar su razón de ser. Estas prácticas indebidas se ven favorecidas además por el constante ataque y desautorización a los partidos políticos, lo que abre la tentación de hacer política desde las fundaciones con todas las comodidades y ventajas que eso implica y desde allí ocupar y hacer funciones propias de los partidos políticos.

En suma, el tema no es sólo revisar y perfeccionar las auditorías a las fundaciones, sino que además se trata del fortalecimiento del Estado, para abordar e implementar la responsabilidad social que le es propia y que hoy es severamente menoscabada. En suma, lo que está en juego es un importante tema de gobernabilidad democrática.

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