¿Por quién doblan las campañas?

“Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla, la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad. Por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti”.

Ese es un fragmento del famoso poema “Por quién doblan las campanas”, del poeta y parlamentario inglés John Donne, que vivió entre el 1.500 y el 1.600 bajo el reinado de la reina Victoria I. Famoso poema, entre otras cosas por haber sido la inspiración de Ernest Hemingway para su famosa novela sobre la guerra civil española y recientemente reflotado por los opositores al Brexit en el Reino Unido. Con poco éxito, claro está.

No es difícil entender el significado del poema de Donne, pero bien parece un escrito marciano para un país como Chile.  Educados por casi ya cinco décadas para entender el comportamiento humano desde el individuo y no desde la comunidad se vive puertas adentro.  Esto, sumado a la apatía y desconfianza con la política a nivel global da como resultado un pragmatismo extremadamente lejano a lo que soñaron los Padres de la Patria. Unos ingenuos, dirán algunos. Este es otro mundo, dirán otros. No ese en el que se fraguó La Patria y menos el del sueño de Simón Bolivar.

En ninguna parte encontramos inspiración. Un sueño de República. Sólo intención de obtener el poder.

Curiosamente, los últimos grandes “himnos” escritos desde el nosotros fueron el Todos Juntos de los Jaivas y El Baile de los que Sobran de Los Prisioneros. Esta última ya cumplió treinta años y de cierta manera sigue vigente. Después, en los noventa, casi todo ha sido relacionado al Yo. Es una señal.

Pero hay otras señales más interesantes. Los espacios públicos están siendo ocupados periódicamente, movimientos “nativos” de redes sociales han terminado en grandes marchas nacionales con resultados concretos lo cual demuestra que no es tanta la indiferencia con “el otro” y que sigue funcionando el “nosotros”; al contrario de lo que se cree, la gran abstención en las últimas votaciones es una señal de unidad más que simplemente desidia. Son las grandes coaliciones las que están en deuda al quedar en evidencia de trabajar al revés de lo que les mandata el votante.

Es ahí donde cabe preguntarse, ¿por quién doblan las campañas? Parece que los partidos son islas separadas del continente, trabajan para sí, dicen en las redes; también se conoce el dato de que el Estado es la mayor fortuna de Chile y que las elecciones son como un partido de final entre dos equipos endogámicos y egocéntricos, y la Copa (el Estado), se la lleva un lado por cuatro años, que finalmente hace negocios con el equipo perdedor a espaldas de la ciudadanía.

Esos equipos están integrados por personas que no habitan el Chile profundo, dicen, sino en oficinas de altos edificios en el centro de comunas hipsters; equipos integrados por personas que definen políticas públicas - como el transporte público, sin ocuparlo - o sueldos mínimos que son un décimo y menos de lo que ganan los decisores; gente que diseña Santiago para un país a veinte años más cuando la gente necesita soluciones para su presente.

Es, de verdad, lo que dicen las redes. Interesante sería saber cuánto las escuchan los participantes del juego. En el mundo político las opiniones apuntan a que son simplemente hordas de energúmenos que estallan a la primera y es cierto.

Niegan todo progreso y es evidente también que Chile ha progresado. Pero esa es la primera capa. Si desciendes unos metros puedes encontrar a una sociedad civil organizándose hace rato, conversando con autoridad y generando cambio social a puro ñeque.

Conversando, dialogando, articulandose. Si lograsen encontrar puntos de intersección entre todas, ¿no serían acaso los ciudadanos, el partido más grande de Chile?

Finalmente, son las grandes coaliciones las que deben responder la gran pregunta que la gente se hace a gritos en twitter, facebook, whatsapp, ¿por quién doblan las campañas? A esta hora del día, la respuesta es que no doblan por ti.

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