En el último tiempo se han producido fallas, algunas de ellas de importancia, en estructuras de puentes.
La reacción natural del público y de algunos analistas, es buscar la responsabilidad que tiene en la construcción de las obras la inspección técnica. Sin embargo el proceso global de la gestación de un proyecto, su planteamiento y su ejecución con todos los pasos intermedios que son necesarios, es bastante más complejo y abarca una gran cantidad de actividades que deben ser cumplidas de manera satisfactoria en cada una de las etapas del desarrollo tanto de la ingeniería como de la construcción.
El aseguramiento de la calidad de los proyectos no se centra exclusivamente en el control severo de las etapas de la obra, sino que comienza en el planteamiento de una adecuada gestión, la cual debe armonizar de manera consecuente todos los pasos del proyecto, en forma completa y correctamente definida.
En la mayoría de los casos conocidos de fracasos de proyectos o fallas importantes de ellos, se han pasado por alto pasos cruciales en su resolución, por una malentendida urgencia o desconocimiento o, simplemente, por una exacerbada necesidad de ahorro de recursos que lleva, tanto a mandantes como a proyectistas y constructores a buscar disminuciones de costos, de manera equivocada.
La vida útil de una construcción ya sea ella un edificio o un puente, depende de muy diversos factores que atentan contra su permanencia en el tiempo, entre ellos los embates de la naturaleza, la falta de mantenimiento y el seguimiento imperfecto de su comportamiento estructural.
Una gran cantidad de veces las construcciones han sobrepasado largamente los tiempos de duración proyectados y durante su uso se ha desatendido completamente su cuidado y mantención. En estos casos no podemos esperar, ni mucho menos exigir que una obra no presente riesgos para sus usuarios en cualquiera de las etapas de su utilización e, incluso durante su construcción.
El correcto gestionamiento de los proyectos, de manera fundamentalmente técnica, luego de haber resuelto su necesidad social y habiendo tomado ya las decisiones fundamentales para su ejecución, debe ser enfrentado con claridad y estar exento de compromisos institucionales internos o de controversias no resueltas entre todas las partes que intervienen en su ejecución. De esta manera es posible lograr que los proyectos planteados sean exitosos y entreguen una seguridad adecuada a sus usuarios.
Frente a las condicionantes de una gestión adecuada, el estado actual de la tecnología ofrece una gran cantidad de opciones que mejoran los procesos y su incorporación en obras de construcción incide en la optimización de los costos, la seguridad y las condiciones de servicio.
Por otra parte, el desarrollo normativo y reglamentario bien armonizado con las necesidades del desarrollo de los mandantes y de los ejecutores, resueltas por funcionaros bien informados, es de primera importancia. No es posible establecer un marco bien definido para obtener logros de calidad sin una normativa técnica que sea capaz de equilibrar de manera debida el conocimiento y aplicación práctica.
Así, debemos encontrar el adecuado camino para comprender y analizar de forma amplia y correcta las verdaderas causas del fracaso de algunos proyectos y no transformarlos en actos con consecuencias de origen mal comprendido, llegando a conclusiones falsas por omisión o desconocimiento.
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