Puntos ciegos de la reforma laboral

El Proyecto de Reforma Laboral que ayer inició su análisis en la sala del Senado, no considera entre otros aspectos, cómo estamos abordando la calidad de trabajo en nuestro país y tampoco incluye mecanismos que permitan la incorporación al mercado laboral de mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad que pudiendo trabajar, no lo hacen.


Un estudio sobre políticas públicas e inclusión laboral en poblaciones con alta vulnerabilidad social realizado por el Hogar de Cristo en el segundo semestre de 2014, evidencia que las personas pertenecientes al primer quintil de ingresos presentan los valores más bajos de inclusión social a partir del empleo ya que acceden a trabajos de menor calidad, considerando como criterios de éste la estabilidad, formalización, seguridad social y la entrega de una remuneración suficiente.


En este sentido, el mencionado estudio revela además, que las personas con discapacidad mental pertenecientes al primer quintil tienen los valores más bajos de inclusión laboral (37% versus un 88% del quintil con mayores ingresos para 2011), diferencias que se replican en otros grupos de nuestra población y desde las cuales se desprende la importancia, por una parte, de sensibilizar al empresariado respecto a otorgar posibilidades de empleo a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad y, por la otra, de capacitar adecuadamente a personas que se encuentran en esta situación para que sean exitosas en su inclusión laboral.


En este sentido, las capacitaciones actuales no evidencian que quienes participaron en programas públicos de capacitación, como por ejemplo capacitaciones gratuitas en oficio, presenten mejores valores de inclusión laboral que aquellas personas que no recibieron capacitación, conclusión que se aplica tanto para la población en general como para aquellos pertenecientes al primer quintil de ingresos, lo cual además significa un uso ineficiente de los recursos públicos.


Nuestra experiencia nos muestra que si las capacitaciones se realizan con un adecuado acompañamiento, las posibilidades de inserción laboral son más exitosas, entendiendo el acompañamiento como la posibilidad de que las personas de escasos recursos tengan apoyo no sólo en formación técnica, sino también en habilidades blandas como la importancia de la responsabilidad, mejora de la autoestima, manejo de la frustración, mejoras en su sociabilización, compromiso con su fuente de trabajo, entre otras. Todo esto tiene mejores resultados si el proceso de capacitación está pensado desde sus inicios  con un programa de acompañamiento que sea efectivo en la inserción laboral de la población más vulnerable.


A través de la labor que realizamos diariamente desde la Fundación Emplea, entendemos la relevancia que cobra para los más pobres el poder contar con un trabajo de calidad, permitiéndoles en consecuencia obtener mayores opciones a futuro y mejor calidad de vida, como asimismo el beneficio que se produce para el empresario al sentirse partícipe de un cambio social relevante y positivo.


Como Hogar de Cristo, confiamos que este proyecto introduzca mejoras a la legislación que permitan abordar los puntos ciegos de esta reforma, de manera de construir relaciones laborales más armoniosas en nuestro país.

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