Las declaraciones de las Fuerzas Armadas y el ministro de Defensa, indicando que las sátiras sobre el Ejército en el nuevo programa de humor de La Red "Políticamente incorrectos" -conducido por la actriz Belén Mora y el actor Francisco (Toto) Acuña- provocan "daño a la institucionalidad" trasluce que lo intimidatorio pareciera ser un carácter intrínseco en las organizaciones cuyo rol es la defensa nacional. Más aún en los tiempos que vivimos.
Las cartas amenazantes y concertadas del Ejército, Fuerza Aérea, Armada y el ministro Baldo Prokurica, quienes en tiempo récord reaccionaron para opinar acerca de un programa de televisión, es la manifestación patente de lo que representa la institucionalidad militar en Chile: Anacrónica y falta de credibilidad.
Esos mismos que hoy sacan la voz han sido los que durante décadas han callado miedosamente mediante un pacto de silencio abrumador frente a las reiteradas y sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, ocultando asesinatos, desapariciones, torturas. Una alianza tenebrosa entre todas las organizaciones militares que lo único que ha conseguido es que la verdad siga gritando aún con más fuerza hasta nuestros días.
Para quienes ostentan el poder y sus seguidores siempre será más cómodo reírse del débil y de la vulnerabilidad. Representa su fiel manera de concebir el mundo y las personas tratándolos desde el desprecio y el maltrato. Les sale gratis y sin costo alguno. Por eso, reírse de los poderosos lo convierte en complejo, valiente y también apasionante. Un ejercicio para conversar y expresar sobre lo que nos afecta, desde eso que nos duele e incomoda. El humor tiene esa connotación universal, propia de todo arte: Nos hace cómplices y partícipes. Por eso es difícil contar historias atractivas e hilarantes. Por eso es hermoso cuando el humor toma una posición contracultura.
El humor no pretende resolver problemas ni dar soluciones a las políticas públicas. Lo que sí hace correctamente es abrirnos mediante la ironía, para ser capaces de mirarnos y cuestionarnos. Si existe algo propiamente humano es justamente la ironía, una figura literaria y dramática tan antigua como siempre inquietante. Bella en su esencia y desafiante en su contenido. El humor no es (y no puede ser) neutral, si lo fuera sería relaciones públicas.
El humor irónico también es signo de salud mental y su energía es significativamente vital porque logra sintonizar con sentimientos compartidos, con vivencias dramáticas que somos capaces de convertir en risa. Este vigor es también la expresión de la rabia, de esa parte oscura que busca transparentarse a través de la carcajada, de la risa, de esa risa nerviosa para algunos, de esa que irrita e impacienta.
Tal como enfatizara la periodista Alejandra Matus, "cuando una institución con fusil en mano expresa un juicio eso no es una opinión sino una amenaza y es grave para la democracia". Que las Fuerzas Armadas rompan de una vez por todas con su pacto de silencio y asuman su responsabilidad.
Que el humor siga haciéndonos reír. Hoy más que nunca.
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