Urge más participación de mujeres para una mejor Constitución
En torno al 8 de marzo, día de la mujer, es importante reflexionar sobre la participación femenina en el debate constitucional de Chile. Las experiencias internacionales de transición a la democracia revelan que la igualación de derechos ha sido más efectiva cuando la participación de la mujer es mas sustantiva, y cuando su influencia se ejerce en los partidos políticos y en los movimientos sociales.
Si ocurre solamente a través de los partidos políticos la influencia se ve constreñida por la mayoría masculina. Si ocurre sólo a través de los movimientos sociales tiende a ser efímera y pasajera y no se traduce en resultados institucionales significativos.
Estas conclusiones están bien analizadas en el artículo de Georgina Waylen sobre la mujer en las transiciones democráticas (ver Sergio Bitar y Abraham Lowenthal, Transiciones Democráticas, Gutenberg Galaxia, Madrid, 2016). En el caso chileno, y luego de entrevistar a dirigentas políticas y sociales, concluye que la acción femenina en la lucha contra la dictadura y la defensa de los derechos humanos contribuyó significativamente a crear nuevas instituciones y a dictar nuevas leyes.
Comparando con Sudáfrica, Waylen muestra que en la tierra de Mandela las mujeres tuvieron una presencia más activa al momento del debate constitucional y lograron resultados mejores. En Chile no hubo cambio constitucional al inicio de la democracia y eso limitó ese impulso renovador inicial. Con todo, durante el proceso chileno de democratización se ha elevado la presencia femenina en las instancias de conducción del país. Una presidenta mujer, en dos ocasiones, es un signo positivo de cambio cultural. Sin embargo aún es baja la participación femenina en Chile.
Por ello no se puede dejar pasar esta oportunidad para actuar. ¿Como participará la mujer en la elaboración de una nueva Constitución en Chile?
Que sólo sean tres de 15 las mujeres del Consejo Ciudadano de Observadores del proceso constituyente es preocupante. Aún es tiempo, y es imperativo incrementar la presencia femenina, pues la evolución de las democracias en el mundo revela una relación estrecha entre calidad de la democracia y presencia femenina en los niveles de decisión de un país.
Cuando una sociedad inicia la magna tarea de elaborar una nueva Constitución debe imaginar el tipo de relación humana y forma de vivir que anhelan sus ciudadanos, y cómo organizarse para lograrlo. Ese ejercicio requiere explorar las tendencias globales y preguntarse como ellas influirán en el rol que las mujeres desempeñarán en la sociedad del futuro.
Al menos tres factores globales acrecentarán la presencia femenina en el gobierno de la sociedad del futuro.
El primero es el creciente nivel educativo de la mujer y la paridad que se está alcanzado entre géneros, tanto en años de escolaridad como acceso a la educación superior. Ello generará oportunidades de igualación en todas las esferas de actividad y alentará a las mujeres a enriquecer su vida desplegando sus talentos.
El segundo factor es la automatización de las actividades rutinarias, y del hogar en particular.La llamada Internet de las cosas, los nuevos programas digitales que conectarán los distintos equipamientos del hogar y la robótica, liberarán tiempo para que la mujer realice nuevas actividades.
Un tercer factor es el alargamiento de la vida. En Chile podemos avizorar que en 2050 la esperanza de vida de la mujer alcance los 100 años, y si la medicina ayuda a sostenerla con calidad, la presencia femenina se acrecentará en actividades sociales, culturales, políticas, especialmente en su comunidad.
La sociedad que deseamos ha de ser más equilibrada y armónica, con mejor convivencia y afectividad, menos individualista y más solidaria, con más preocupación y cuidado del otro. La meta será más viable si contamos con más mujeres. Anticipando el futuro, es esencial entonces elevar la presencia femenina en la educación, reflexión y debate que implicará la elaboración de una nueva Constitución.
Nota de la E. Co-autor del artículo es el economista y ex Ministro de Estado, Sergio Bitar.
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