Acerca de los compromisos

En la memoria histórica de la izquierda chilena hay un lugar especial para un trabajador que, en alguna marcha durante la Presidencia de Salvador Allende, muestra orgulloso un cartel, con una afirmación que penetró hondamente sin que pudiera ser arrancada de la conciencia del pueblo chileno: "este será un gobierno de mierda, pero es mi gobierno..."

De ese modo, lo dijo todo, en una lección imborrable de compromiso social y político. Podía ser desventajoso en lo inmediato, pero como trabajador jamás dejaría de lado sus intereses estratégicos que eran expresados por el gobierno de Salvador Allende. Por esa razón, millones de personas acompañaron su gestión hasta su último aliento y, conocida su muerte en La Moneda, derramaron auténticas lágrimas de dolor en su memoria.

Ese respaldo profundo hacia Allende brotaba de muchas décadas de lucha que le habían permitido llegar, por la vía de elecciones democráticas, a la Presidencia de la República. Ese lazo indisoluble entre el líder político y el pueblo trabajador hicieron posible una experiencia sin precedentes que traspasó las fronteras de Chile para adquirir dimensión universal: "construir el socialismo en democracia, pluralismo y libertad".

Ahora bien, hubo errores que aprovecharon las fuerzas reaccionarias para echar abajo ese proyecto político mediante la desestabilización y el desgobierno en una estrategia que culminaron con un cruento golpe de Estado y una terrible dictadura. Sin embargo, permaneció vivo un patrimonio histórico del movimiento popular que es fecundo y alimenta las luchas democráticas del presente.

Hoy, el socialismo y la izquierda asumieron otro compromiso, apoyar un Presidente de izquierda que es joven y lidera una camada de luchadores sociales que con amplio respaldo, incluido el nuestro, ganó legítimamente las elecciones presidenciales. Una vez victorioso el entonces Presidente electo invitó con amplitud y generosidad a partidos de izquierda y centroizquierda que le apoyaron en la segunda vuelta a integrarse en su gabinete de ministros.

No obstante, hay expresiones bombásticas para desentenderse de los objetivos compartidos y se pretende borrar el compromiso adquirido en medio del clima de euforia creado por el triunfo electoral y no hay quien no quiera salir en la foto.

Interesados comentaristas omiten esas circunstancias, el objetivo es claro, socavar el gobierno, lograr su aislamiento y desplomar su autoridad. Las fuerzas políticas comprometidas con el progreso social no podemos caer en esa trampa y permitir que arrinconen al gobierno para derrotarlo que es, en definitiva, lo que buscan los grupos conservadores y de ultraderecha. La necesaria mirada crítica sobre el curso de los acontecimientos no puede significar ni deslealtad ni ausencia de compromiso.

Tampoco se debe actuar motivándose con "rencores añejos" y concluir que si ayer me ofendieron ahora me desquito. Eso es perder la brújula. Lo que está en juego es demasiado trascendente. El compromiso político no se guía por la ley del ojo por ojo ni busca revancha por litigios pasados, tampoco es una ingenuidad o una actitud quijotesca como algunos parecen pensar, honrar los compromisos fortalece a quienes lo realizan.

Se trata, por una parte, de la capacidad del régimen democrático de realizar los cambios que Chile requiere, o de coadyuvar, por la otra parte, aún involuntariamente, a que se abra paso una alternativa tan regresiva como la que lideró a la derecha en las últimas elecciones presidenciales. En suma, el sustento ético del compromiso que hemos asumido nos indica que la unidad en la diversidad debe prevalecer evitando una estéril dispersión política y electoral.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado