Nuestra patria es sin duda un reflejo del mundo que vivimos, ya que en ella se reproducen la agudización del sistema capitalista, impulsado por intensos sentimientos egoístas y avidez de lucro, lo que ha producido una acumulación cada vez más extrema de riqueza en minorías privilegiadas, dejando a millones de chilenos/as, y de hombres y mujeres que han hecho de Chile su hogar, en situación de pobreza. Así mismo, una grave crisis espiritual y moral aqueja cada vez más a un mayor número de ciudadanos y ciudadanas, mostrando así la decadencia valórica y humana de la cultura liberal individualista que desarraiga a las personas de sus iguales y los empuja al consumo como si este fuera el elemento central de la felicidad.
La crisis política e ideológica del sistema democrático liberal que nos rige ha propiciado el nacimiento o resurgimiento de fuerzas reaccionarias que, aprovechándose de la desafección de la política, la desinformación y la deshumanización imperantes, obtienen exitosos resultados electorales bajo falsas promesas de prosperidad. Se agrega a todo ello que, en un contexto de incertidumbre global por la inseguridad y el fortalecimiento de las mafias, como el que existe en nuestra época, se parece avalar la creación de un estado policial que potencialmente se puede convertir rápidamente en un violador sistemático de derechos humanos.
Por otra parte, no podemos olvidar, ni subestimar la presencia de la violencia estructural que se expresa en la protección del sistema capitalista. Acontecimientos políticos, económicos y culturales como estos nos aconsejan estar atentos a una posible y creciente agudización de los problemas que denunciamos.
De ahí la necesidad de una conversión ética, política, económica y ecológica, enfocada en las exigencias más profundas de justicia social y en el respeto a los derechos humanos de personas y pueblos, en la democracia, en el respeto y el cuidado de la naturaleza. Nuestra esperanza es que hay muchos/as que creemos que hay formas diferentes de habitar esta casa común, sobre bases valóricas y éticas fundadas en la fraternidad, la cooperación y el respeto al medio ambiente, contrapuestas a las del capitalismo. Los técnicos comprometidos con estas ideas son los encargados de dar forma a ellas.
El reto inmediato consiste en garantizar las condiciones de vida digna de todos los chilenos/as, para lograrlo, las luchas venideras deben enmarcarse en el respeto y aplicación de los derechos fundamentales. Asimismo, la organización es indispensable para el diseño de políticas socialistas que beneficien a las mayorías y contribuyan a superar el capitalismo que ya por decenas de años ha generado las diferencias que alienan a nuestro Chile.
Las preguntas que nos formulamos son ¿cómo en este escenario se toca a la esencia del cristianismo y los cristianos? ¿Cómo entenderlo y practicar el cristianismo para que responda a estos retos? ¿Qué rasgos deben inspirarlo y definirlo para ofrecer un sentido convincente a los pueblos de Chile? Mucho nos ayuda a responder estas preguntas el último libro "Cristianismo radical" (Trotta 2025) de Juan José Tamayo, teólogo de la liberación español, quien pensando en la humanidad toda, asume el riesgo que supone afrontar esas preguntas y responder desde lo que entiende y propone como "cristianismo radical", ya ese adjetivo provoca escozor en algunos, pero qué duda cabe que el mensaje de Jesús es radical, como se entendería entonces, lo que señala en Mateo 19,24 "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos", qué más radical que esto.
La iglesia que somos, el pueblo de Dios, la asamblea, no puede ni debe defender, como si fueran dogmas inamovibles prácticas conservadoras alejadas del dolor de nuestros pueblos. Por ello es necesario volver a recuperar la audacia evangélica en su radicalidad, germen del cristianismo. A los primeros cristianos los perseguían y mataban, no por estar mirando el cielo, sino que por las consecuencias políticas de su fe, que atentaba contra las bases del imperio, ni esclavos, ni soldados si querías ser parte de la llamada secta de los cristianos; esos siguen siendo desafíos actuales del cristianismo, ponerse en la vereda del frente del imperio.
Para ello, Tamayo en su libro muestra caminos y ofrece propuestas, para hacer realidad siquiera tentativamente, el cristianismo radical partiendo de un "cristianismo liberador en lucha contra diferentes formas de pobreza". Va proponiendo los diversos y complementarios rasgos de un cristianismo que es radical porque va a la raíz de los problemas y necesidades de la humanidad actual y descubre en qué consiste esa realidad: en cargar con ella con auténtica compasión siendo fieles a ella liberadoramente en una "esperanza utópica transformadora". De esta forma propone Tamayo "un cristianismo inclusivo-eco-igualitario-fraterno-sororal", en definitiva, que se va realizando, desde la indignación crítica, en esos procesos "liberadores, feministas, ecológicos, interculturales, contrahegemónicos, hospitalarios, utópico, político, laico, no dogmático, compasivo, simbólico".
El libro de Tamayo -en coherencia con lo que ha sido los pontificados de Juan XXIII, Pablo VI y Francisco- nos presenta un cristianismo radicalmente subversivo (otra palabra que es difícil de usar en el Chile de hoy), un cristianismo en especial para los pobres, las víctimas, personas y pueblos maginados, quienes sufren las injusticias de un mundo dominado por el egoísmo, la sin razón y el odio.
Ayuda a la reflexión Tamayo, cuando es momento, en la actual coyuntura política y prontos a las elecciones presidencial y parlamentaria, que los/las cristianos/nas nos preguntemos quién o quiénes representan auténticamente los valores cristianos en el Chile de hoy y en qué lado de la vereda debemos estar, sin miedos, sin desconfianzas, con la esperanza cierta que la vida, pese al dolor y la muerte, inexorablemente triunfará.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado