Parlamentarios de oposición de la Comisión Mixta del Senado no han transparentado que la regulación de precios que proponen, al igual que la del Gobierno, no está dispuesta a regular los precios de entrada de los medicamentos a Chile que imponen los laboratorios internacionales, ocultando que son la principal causa de que Chile tenga los precios más caros en medicamentos de marca de la región.
Este negacionismo viene fundamentado en un informe de la Fiscalía Nacional Económica, solicitado por ellos mismos, que sólo analizó los medicamentos genéricos intercambiables (los más baratos) y no hizo propuestas respecto de los productos innovadores de marca ni sobre la discriminación de precios de los laboratorios a las farmacias de nuestro país, pese a que esto constituye el núcleo fundamental del alto costo en medicinas de la canasta familiar.
La propuesta de regulación del margen minorista se centra, majaderamente, en el último eslabón compuesto por las farmacias, las de barrio, e ignora indolentemente la responsabilidad que tienen los laboratorios en el precio final de los medicamentos, pese a existir abundante evidencia de que estos gigantes internacionales fijan en nuestro país el precio de entrada más alto de la región, bloqueando toda posibilidad de importación directa de otros países con precios significativamente más bajos.
La política de precios de los laboratorios impide hoy que la población reduzca su costo de adquisición de un fármaco en el mesón de farmacia, en hasta 80% promedio.
Este sesgo a la hora de legislar -a puerta cerrada- y lo más grave, sin ningún estudio de experiencias internacionales exitosas de referencia, embarcará a Chile en una mala regulación de precios si ésta sigue concentrándose en el margen entre "costo de adquisición y costo de dispensación" de las farmacias.
Esto porque introducen nuevas distorsiones al mercado de medicamentos. Entre ellas, provocará una disminución de la oferta de medicamentos de menor precio y un alza en el valor de los que queden. Desaparecerán los medicamentos genéricos de más bajo costo, tal como sucedió con la Ley Fármacos I. No bajarán los precios de los medicamentos caros (éticos, de marca o innovadores), para pacientes crónicos.
Ni el Gobierno ni la oposición han medido que el acceso oportuno a medicamentos de nuestra población puede verse gravemente afectado. Vendrá la muerte paulatina de las farmacias de barrio, lo cual es grave en un país como el nuestro, donde éstas representan el 58% de las farmacias, haciendo más difícil el acceso integrado a medicinas a lo largo del país.
No hay que olvidar que estamos hablando de la red de farmacias privadas de Chile, cuya subsistencia y fortaleza requiere de normas que aseguren la dispensación ética. Estamos refiriéndonos a un sector que da empleo, directo e indirecto, a más de 68 mil personas en Chile. De las cuales alrededor de 15 mil están ubicadas en la industria de la dispensación, que contribuye casi con el 1 por ciento del PIB (0,82%) según estudios publicados por la Sofofa. Estos trabajadores se verán afectados seriamente con disposiciones a favor de los grandes conglomerados financieros farmacéuticos transnacionales, en un entorno de crisis mundial donde debe ser prioridad la salud y el empleo.
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