La Ley de Inclusión Laboral -que entró en vigencia en abril de 2018- exige que todas las empresas, el Estado y las reparticiones públicas con más de 100 trabajadores/as contar con 1% de su planta ocupada por personas con discapacidad.
Sin embargo, a diciembre de 2021, sólo 39,5% de las empresas en obligación legal cumplía con esta norma, mientras que en el Estado y las reparticiones públicas, apenas 24% mantenía relaciones laborales vigentes con personas con discapacidad, según un informe elaborado por los ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y Hacienda.
Además de esta baja tasa de cumplimiento, casi el 36% de los contratos registrados desde 2018 con personas con discapacidad había sido terminado a fines de 2021, según el Informe de Evolución de la Ley 21.015, elaborado por Fundación ConTrabajo.
Hoy quisiéramos que muchas personas con discapacidad hubiesen podido conmemorar el 1 de mayo como si fuera su día de trabajadores y trabajadoras, pero las cifras antes expuestas dan cuenta de queda mucho camino por recorrer. Se hace necesario un esfuerzo colectivo, priorización política, una estructura institucional acorde y una educación inclusiva que forme una conciencia del país.
En esta línea, destaca la Ley 21.275, que entra en vigencia en noviembre próximo y que exige que todas las empresas con más de 100 trabajadores/as cuenten con un/a gestor/a de inclusión laboral, así como con planes de formación para todos/as sus trabajadores/as y una política de diversidad e inclusión.
No obstante lo anterior, existen muchos desafíos por delante. La postergación de las necesidades y derechos de las personas con discapacidad afecta también a los hogares más vulnerables, toda vez que el 50% de la población con discapacidad pertenece a los quintiles I y II de ingreso.
También son relevantes las necesidades de las cuidadoras, ya que en Chile más de un millón de personas con discapacidad deben ser asistidas diariamente. Lo mismo ocurre con las necesidades de los adultos mayores y las personas cuyas condiciones de salud están vinculadas directamente a su discapacidad.
Las tareas son múltiples y complejas, pero como país debemos estar a la altura del desafío y apuntar a construir, todas y todos, una sociedad donde las personas con discapacidad puedan sentir que el 1 de mayo también es su día del trabajador.
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