Construir seguridad vial, tarea de ciudadanos y gobernantes

En nuestras vías, con alarmante frecuencia, se observan conductores que, distraídos por sus teléfonos celulares, ponen en riesgo sus vidas y las de los demás. Esta conducta irresponsable y peligrosa ha sido lamentablemente normalizada en nuestra sociedad, al punto de que incluso figuras públicas han sido captadas realizándola e, inclusive, subiéndola a sus redes sociales.

Las estadísticas no mienten: Los siniestros viales por conducir distraído están en aumento. Hoy es la principal causa de siniestros viales en Chile y la segunda más mortal. Fiscalizar esta conducta es vital, y hasta la fecha se han sancionado más de 33 mil vehículos bajo la ley No Chat.

La normalización del uso del celular al conducir es una tendencia que debemos revertir con urgencia. La legislación, por sí sola, no puede cambiar hábitos profundamente arraigados. La ley No Chat, a sus dos años de implementación, busca atender esta problemática, que se ha convertido en una verdadera epidemia de las sociedades modernas.

La construcción de una movilidad segura es una tarea colectiva que requiere del compromiso y la participación de todos. Los ciudadanos deben entender que respetar las normas de tránsito no es una opción, sino una obligación moral y cívica, donde cada uno asume la responsabilidad de sus acciones y comprende que el bienestar común se logra juntos.

Con ello, las autoridades deben intensificar los esfuerzos de fiscalización y sanción, pero también de educación y prevención. Las campañas de sensibilización, los programas educativos y los testimonios de víctimas suelen ser herramientas poderosas para cambiar comportamientos de riesgo.

Cada mensaje leído, cada llamada contestada al conducir, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo, la percepción general de las personas parece minimizar este peligro, que consideran a esta infracción gravísima como una mera falta administrativa, más que como un acto potencialmente mortal.

La movilidad segura es un logro que depende de todos, desde ciudadanos hasta gobernantes. Es un tema de salud pública que debe estar en todas las políticas. Sólo así, podremos transformar nuestras calles y carreteras en espacios más seguros para todos.

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