Desafíos de la electromovilidad en Chile

Matías Díaz
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En los últimos años hemos presenciado la evolución constante de la electromovilidad en Chile, posicionándonos en un lugar de avanzada y como referente en temas de movilidad sostenible en la región. Santiago es actualmente la segunda ciudad en el mundo con más buses eléctricos en el sistema de transporte público, contamos con una red de carga que permite -en teoría- circular por gran parte del país y día a día vemos hay más oferta de vehículos, motos y otros medios de transporte eléctricos.

Estos avances se deben en gran medida al trabajo mancomunado del sector público, industria y la academia. Los lineamientos principales para potenciar la electromovilidad se establecieron en el 2017, cuando el Ministerio de Energía publicó la Estrategia Nacional de Electromovilidad, que entre otras cosas establecía una meta muy ambiciosa: Al 2050 un 100% de la flota de transporte público y el 40% de los vehículos particulares sean eléctricos. Lo anterior implica que en menos de 30 años debemos prepararnos a enfrentar un país con aproximadamente 5 millones de vehículos eléctricos y más de 130.000 puntos de recarga.

A la fecha, contamos aproximadamente 1.800 vehículos eléctricos y 670 puntos de carga, lo que nos habla de menos de 0,04% de cumplimiento de la meta. Para ser más claros, para llegar a una inserción de 10% de vehículos particulares el 2030 en Chile deberíamos vender casi 80.000 vehículos eléctricos por año; entre 2015 y 2019 se vendieron solo 690.

Con miras a abordar este gran desafío, el subsecretario de Energía, Francisco López, presentó la Comisión Asesora que acompañará el proceso de actualización de la Estrategia Nacional de Electromovilidad. Esta comisión reúne a representantes del ecosistema de la electromovilidad en Chile, y tiene por objetivo asesorar y acompañar el proceso de actualización de la Estrategia Nacional de Electromovilidad y decirnos cómo cumpliremos la meta que tenemos al 2050.

Este ecosistema, afortunadamente, es muy versátil y tiene destacados actores del mundo público, privado y académico. Contamos con instituciones públicas sólidas, apoyadas por articuladores público-privado, como la Agencia de Sostenibilidad Energética, para coordinar y reunir gran parte de las iniciativas de electromovilidad en el país. Es esperanzador además ver que empresas como Movia, Movener, Sisercom, Phineal, KPN Energy, contribuyen desde la industria y están desarrollando tecnología en el país.

La academia en Chile, como en la Usach y particularmente en el rubro de las ciencias e ingeniería, tiene mucha experiencia que aportar también. Según un reciente ranking de la Universidad de Stanford sobre productividad científica, aproximadamente 20 investigadores chilenos están dentro del top 2% mundial del área de ingeniería. Esto quiere decir que una buena parte de las mentes más brillantes del mundo trabajan en Chile y están disponibles para respondernos cómo llegar a 5 millones de vehículos eléctricos en menos de 30 años.

Si bien estamos muy lejos de la meta, el sector público, industria y academia muestran avances que permiten ser optimistas. Es de esperar que buena parte de los cargadores y elementos de los vehículos, como las baterías de litio, se diseñen, desarrollen y construyan en base a tecnología nacional.

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