Metro, de todas las personas

Hace unos días se viralizó en redes sociales un video en el que una usuaria del Metro encaraba valientemente a dos hombres que, a la vista de todos, rayaban las paredes internas del vagón del tren metropolitano. Les preguntaba por qué lo estaban haciendo, recordándoles que este medio de transporte pertenece a todas las personas.

Recientemente, el Presidente de la República, Gabriel Boric, junto con el Ministerio de Transportes y la empresa Metro, anunciaron la extensión de la Línea 9 en Santiago. Esta ampliación contempla 19 estaciones y cubrirá 27 kilómetros, conectando 8 comunas y beneficiando a más de 2 millones de personas. Sin lugar a dudas, este proyecto representa una solución urbana de gran envergadura capaz de transformar la movilidad, la calidad de vida y el bienestar de las personas al optimizar los tiempos de viaje y las conexiones.

Una de las ventajas más destacables del Metro radica en su capacidad para movilizar grandes volúmenes de personas en comparación con los vehículos individuales, lo que fomenta una movilidad sostenible, segura y limpia. Esto lo convierte en un actor fundamental en la reducción de la contaminación ambiental y en el desincentivo del uso del automóvil, contribuyendo así a disminuir la congestión y la siniestralidad en las vías.

El impacto que generan las estaciones de Metro en los barrios también es significativo, ya que se convierten en centros de actividades atractivos que impulsan la inversión y la revitalización de zonas previamente olvidadas. Por lo tanto, esta nueva línea también desafía los paradigmas de la segregación urbana, especialmente en comunas como La Pintana o en el sector Bajos de Mena, en Puente Alto.

Esta noticia es, indudablemente, un gran avance para la movilidad sostenible. No solo crea oportunidades económicas, sino que también embellece la ciudad y fomenta un sentido de comunidad y pertenencia. Ahora surge la pregunta: ¿Cómo logramos que este desarrollo sea asumido como propio por parte de la ciudadanía?

¿Cómo podemos prevenir el vandalismo, el comercio ambulante, la ocupación indebida de espacios en pasillos y estaciones, así como los actos delictivos que amenazan el bienestar de los usuarios del tren capitalino?

Esta expansión debe ir acompañada de una estrategia integral que promueva el cuidado y la protección de toda la red de transporte, tanto subterráneo como terrestre, consolidándola como un pilar fundamental para la conexión, la integración y la revitalización urbana.

Lograr cambios de conducta en las personas, especialmente aquellos relacionados con los hábitos durante los traslados o su relación con los distintos actores de la movilidad, es una tarea que conlleva desafíos significativos. Pero es una responsabilidad que debemos asumir de manera conjunta. No quedarnos callados ante un comportamiento inadecuado es un aporte personal relevante, pero que debe ir acompañado con la implementación de políticas públicas capaces de inducir modificaciones en los comportamientos. Es así como creamos ciudades para todos sus habitantes.

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