Tan simple como no sumar factores de riesgo en la conducción

El comienzo de este mes de septiembre ha resultado ser un período complejo para la seguridad vial en Chile, y pone de manifiesto que la problemática que aqueja nuestras rutas es intrincada y de naturaleza multidimensional. Los siniestros viales implican una serie de elementos interrelacionados, incluyendo el componente humano, la infraestructura y las particularidades inherentes al sistema de transporte.

Hace unos días, fuimos testigos de la imprudencia manifiesta por parte del conductor de un autobús en San Pedro de la Paz. A pesar de que las barreras estaban bajadas, el operador decidió cruzar la línea férrea de forma irracional, ocasionando un siniestro desastroso y completamente evitable. Esta tragedia terminó con la vida de siete personas y con más de una decena de pasajeros gravemente heridos. El chofer del bus fue formalizado por cuasidelito de homicidio.

A esto se añade el lamentable fallecimiento de dos carabineros en Los Andes, quienes fueron impactados por un conductor en estado de ebriedad. Cabe destacar que el conductor también perdió la vida como resultado de esta acción irresponsable. Resulta llamativo que este individuo contaba con un historial vial que incluía cinco condenas previas por conducir en estado de ebriedad. Surge, entonces, la interrogante de por qué continuó conduciendo, quién supervisa el cumplimiento de estas infracciones y cuál es el enfoque que se está adoptando para abordar la seguridad vial en Chile.

En pocos días celebraremos nuestras tan esperadas Fiestas Patrias, un evento anhelado por todos los chilenos. No obstante, también serán días de gran preocupación en lo que respecta a la seguridad vial.

Cada año debemos lamentar una considerable cantidad de víctimas mortales y personas lesionadas en el tránsito debido a comportamientos totalmente prevenibles. Según las estadísticas proporcionadas por Conaset, el número de siniestros registrados durante las Fiestas Patrias desde 2019 hasta 2022 asciende a 3.594.

El año pasado, 38 personas perdieron la vida en nuestras rutas, y esta cifra se concentró en personas jóvenes de entre 15 y 29 años, cuyas muertes fueron el resultado de la imprudencia de los conductores, el exceso de velocidad o la falta de precaución por parte de los peatones.

El consumo de alcohol, especialmente en Chile y en particular durante las Fiestas Patrias, es elevado y afecta directamente a las personas, sin importar su situación sociocultural, económica o geográfica.

Por lo tanto, es fundamental recordar que ninguna barrera, semáforo o señalización, por muy eficiente que sea, podrá evitar que la imprudencia provoque siniestros, muertes o lesiones en las vías. Es un principio sencillo: no sumar factores de riesgo en la conducción.

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