El último estudio realizado por la ONG No Chat (2025) confirma que el uso y manipulación del celular al conducir sigue siendo una práctica cotidiana, altamente mortal e incompatible con la conducción. Doce mil doscientos noventa (12.290) conductores fueron observados en luz roja en las cinco esquinas con mayor siniestralidad vial de la Región Metropolitana. En concreto, tres de cada 10 conductores (30%) manipulaban el celular en alguna de sus formas: chateaban, hablaban sin manos libres o revisaban la pantalla en el portacelular.
Esa cifra, 30%, no es solo un número: representa vidas en riesgo, familias fracturadas y una conducta que, pese a la existencia de la Ley No Chat, persiste con preocupante normalidad. El estudio muestra que los hombres adultos concentran las conductas distractivas, duplicando a las mujeres, siendo chatear -con 21% de los conductores observados- la práctica más prevalente.
Respecto de las mediciones realizadas en años anteriores (40% en 2017, 33% en 2022 y 30% en 2025), la tendencia a la baja es más lenta de lo esperado. Los tres estudios consecutivos, antes y después de la implementación de la Ley No Chat, revelan que el problema no es solo de fiscalización, sino de una cultura vial fragilizada que legitima la distracción al conducir.
Según datos entregados por Carabineros de Chile, desde la entrada en vigencia de la Ley No Chat (Ley 21.377), en 2022 y hasta 2025, se han cursado casi 70 mil infracciones por manipular el teléfono al conducir, lideradas por las regiones Metropolitana, de Los Lagos, Valparaíso y Biobío. Los datos son claros: la distracción es hoy la principal causa de siniestros viales en Chile y la segunda con más muertes en el tránsito. La diferencia entre mirar la pantalla y mirar la calle puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
A tres años de la promulgación de la ley, los avances son reales, pero insuficientes. La fiscalización enfrenta obstáculos evidentes, como los vidrios polarizados, presentes en casi el 20% de los autos observados, lo que dificulta detectar este tipo de infracciones.
Es urgente avanzar en la implementación del Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones (CATI), que permitiría fiscalizar la Ley No Chat mediante cámaras viales, tal como ocurre en varios países del mundo, y no dejar la fiscalización exclusivamente en manos de Carabineros o inspectores de tránsito.
Se requiere un compromiso ciudadano, político y legislativo para disminuir los miles de siniestros viales y las cientos de víctimas que cada año Chile lamenta por no ir atento a las condiciones del tránsito. Dejar el celular no es una opción secundaria: es un acto de respeto, responsabilidad y cuidado.
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