De pollos ideales a fracasos reales: El costo de ignorar la aplicación práctica en la innovación

Todos hemos escuchado alguna versión del chiste en que un físico, consultado en detalle sobre la solución al problema de producción avícola para el que fue contratado, explica que "eso sí, sólo funciona con pollos esféricos al vacío". La anécdota, que refleja la costumbre de los físicos de dotar de condiciones de borde ideales a las soluciones que proponen, se extiende mucho más allá de las fronteras de la física teórica y alcanza también a la innovación tecnológica.

Un caso paradigmático de ello fue el proyecto "hongos de pudrición blanca". Bajo este -poco sexy- nombre se escondía una tecnología que prometía ser uno de los grandes casos de éxito de innovación en Chile. Después de una serie de exitosos proyectos de I+D cofinanciados entre el Estado, grandes empresas, y ejecutados por una universidad, las cepas fúngicas y su revolucionario método para digerir la lignina de la madera auguraban excelentes resultados financieros y medioambientales para la industria de la celulosa, al disminuir considerablemente el uso de químicos en el blanqueamiento de la pulpa.

Sin embargo, luego de más mil millones de pesos invertidos en I+D, solicitudes de patentes en varias partes del mundo y la implementación de una planta de producción, finalmente el proyecto se cerró, sin jamás llegar a la solución prometida. ¿Qué sucedió? Al igual que el físico del chiste, la tecnología fue concebida considerando condiciones de aplicación ideal. Simplificando la situación, asumía patios de acopio en las plantas de celulosa donde los troncos se guardaban en filas ordenadas, que permitían la aplicación de la pasta semisólida que contenía al hongo a través de un ejército de operarios con brochas.

En la realidad, los troncos se apilaban en cerros, lo que generaba un riesgo para los trabajadores, aumento en los costos de implementación y una descoordinación general con el resto de las operaciones de la planta, haciendo imposible su aplicación práctica. La solución propuesta por la empresa fue un sistema de duchas que impregnaría los troncos en su entrada a la planta, sin alterar su operación general y haciendo irrelevante la forma de almacenamiento. Naturalmente, para ello los hongos tendrían que ser semi líquidos y para ello... bueno, para ello tendría que haberse concebido así, desde un comienzo, 10 años y mil millones de pesos en el pasado.

La I+D que no considera desde su hipótesis las condiciones reales de aplicación de la solución tecnológica que propone tiene pocas posibilidades de insertarse en la matriz productiva y convertirse en innovación; y los años de esfuerzo y recursos invertidos servirán sólo de material para una columna que advierta contra este tipo de situaciones. Peor que un mal chiste de los científicos.

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