Según la OCDE, Chile es el sexto país con menor participación laboral femenina, con una tasa inferior al 54,1% que promedian los países del bloque. La principal razón es la dificultad para combinar el trabajo con la vida familiar y el cuidado de los hijos.
Frente a esta realidad, diversas instituciones han levantado proyectos cuyo objetivo es mejorar las condiciones de calidad de vida de las mujeres fomentando el emprendimiento para aumentar ese 38% de mujeres emprendedoras que registra el INE en el país.
Todas las intervenciones son válidas en la medida que incorporen más mujeres al mercado laboral, dado que esto influye directamente en crecimiento económico de AméricaLatina.
Como se lee en un artículo de la revista “TheEconomist”, de agosto de 2015, que cita un estudio de David Cuberes de la Universidad Clark en Massachusetts y Marc Teignier de la Universidad de Barcelona, se estima que si la brecha de participación femenina respecto de los hombres se cierra, el PIB de la región por persona sería un 16% superior.
Desde el mundo digital, tenemos certeza que un camino hacia esa meta es empujar la flexibilidad laboral y el teletrabajo.
Chile es el país N°1 en el ranking de consumo de tecnología computacional; además la conectividad que tienen hoy las mujeres las deja disponibles para ingresar al mercado laboral TIC, ya que el 46,5% de ellas maneja dispositivos móviles y el 90% de ellas utiliza Internet para operar redes sociales, donde se destacan páginas de emprendimientos femeninos que buscan flexibilidad laboral.
Desde la vereda de los resultados, las estadísticas también reafirman la tendencia al teletrabajo, ya que los estudios indican que disminuye en un 60% del ausentismo; en un 56% los gastos por conceptos de viáticos; la rotación laboral baja en un 20% y los accidentes laborales lo hacen en un 10%. Asimismo, la productividad de las mujeres con teletrabajo aumenta en un 58% y además les facilita compatibilizar su rol de madre.
El trabajo en el hogar requiere ser disciplinado y con un esquema de metas claras y en eso la tecnología con herramientas clásicas como skype u otras más sofisticadas como redes de colaboración y apps para programar tareas y reuniones no sólo son muy útiles, sino que apuntan directamente a la eficiencia.
Una de las industrias que puede proveer trabajos de calidad y con flexibilidad laboral es la tecnológica, qué necesitamos entonces. Más empresas que apuesten por la productividad y los ahorros en infraestructura; también un marco legal que le dé seguridad al trabajo remoto.
Si esto sucede, las mujeres pueden ser las impulsoras del teletrabajo y un factor clave para disminuir el déficit de profesionales TIC.
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