Hace ya un tiempo se ha hecho muy habitual escuchar estruendos, ráfagas, y pirotecnia en general en muchas comunas de Santiago, y por ello en Peñalolén queremos decir ¡Basta! No porque seamos graves, porque no nos gusten las celebraciones o porque no queramos entender ciertas costumbres, sino que porque se han transformado en una verdadera pesadilla, alterando el descanso de la personas, afectando también a las mascotas, y generando una sensación de inseguridad tremenda que altera la vida y tranquilidad de los vecinos, y, por otra parte, son elementos muy peligrosos que provocan daños y quemaduras severas a las personas y también pueden provocar incendios.
Si bien existen varias interpretaciones sobre este fenómeno, lo que hemos logrado recabar es que tiene diferentes orígenes, homenajes por funerales, celebraciones de barristas de equipos de fútbol, y también narcotráfico, en señal de aviso de algo (“llegó la merca” o “este es mi territorio”), también porque o se confunden, o mezclan con disparos, o simplemente por diversión, entre muchos otros motivos.
Esta situación no es nueva, pero sí creemos que se ha intensificado, y de alguna manera se ha ido normalizando en muchos lugares, incluso tenemos reclamos de espectáculos pirotécnicos de particulares en sectores más acomodados, y hay muchos antecedentes que lo permiten vincular a temas de tráfico.
Es por todo lo anterior que como alcaldesa, he decidido desde hace un tiempo tomar cartas en el asunto, haciendo diversas gestiones y peticiones, sin embargo no me imaginé lo difícil que sería dar esta pelea.
Las barreras que hemos encontrado son muchas, en primer lugar y la más importante es la baja sanción que tiene su tenencia, manipulación y comercialización, se trata sólo de una falta, lo que implica sólo el pago de una multa, lo que obviamente impide perseguir realmente su utilización.
Y en muchos casos sirve de justificación para que no exista intervención policial, porque desvía recursos y tiempo, algo parecido a lo que ocurre con el consumo de alcohol en la vía pública, que dejó de ser delito y pasó a ser una falta, lo que ha perjudicado enormemente el real disfrute de los espacios públicos.
Por otra parte los municipios no tenemos facultades para decomisar mercadería, salvo en compañía de carabineros, provocando que este tipo de productos se comercialicen libremente en ferias y otros espacios informales.
Además creo hacerme cargo de un tema que no sólo afecta a nuestra comuna sino que se trata de un tema transversal, tal como lo hemos conversado con muchos alcaldes de otras comunas y también de regiones.
Todo esto me motivó a solicitarle hace un tiempo atrás al Ministerio del Interior, para que incorporara el accionar o utilizar fuegos artificiales u otros elementos en la vía pública o de libre acceso al público sean penados por la ley, con una sanción real y efectiva en la tramitación de la “Ley de incivilidades”.
Sin embargo esto no ocurrió, y se comprometió a hacerlo en la Ley de Control de Armas, lo que aún no ingresa al parlamento.
por otra parte hablé con el presidente de la comisión de seguridad, el senador Insulza, quien presentó una indicación sancionando su uso cuando se vincule a temas de tráfico.
Si bien estos son avances, no es aún suficiente, esto no da para más y creo que se irá agudizando en el tiempo si no le ponemos el cascabel al gato ahora.
Por ello es que en el último episodio le he solicitado a la Fiscalía Oriente investigar - a través de denuncias, pruebas entregadas y otros antecedentes - para lograr obtener resultados concretos y establecer si este tipo de hechos efectivamente están vinculados realmente a disputa de territorios, tráfico de drogas u otros delitos asociados, lo que no requiere de una ley para que sea perseguido.
Y también pedimos mayor fiscalización por parte de las autoridades a comerciantes e investigar al mercado que distribuye o ingresa este tipo de elementos, y así poder saber quiénes son y de dónde se obtienen los recursos que permiten adquirir este tipo de explosivos.
Es importante que el Gobierno y los parlamentarios nos apoyen con mayor decisión en este tema para que esta situación no se siga normalizando con el tiempo, y no se salga de las manos perjudicando a los miles de vecinos, de esfuerzo y trabajo que quieren vivir tranquilos junto a sus familias.
Si bien esta es una responsabilidad compartida, entre parlamentarios, gobierno, municipios, policías y fiscalía, nuestras facultades como autoridades locales son limitadas.
Esperamos que en marzo, el Parlamento considere nuestra petición para que se cambie con urgencia la ley en beneficio de los habitantes de muchas comunas que viven a diario atemorizados por esta situación y no quede sólo en pirotecnia veraniega.
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