El impacto político, comunicacional y social que produjeron las palabras de desprecio que, el más fugaz de los ministros, arrojara sobre el Museo de la Memoria, ha sido largamente analizado. Pero hay dos aspectos que son importantes de considerar en esta crisis que tristemente ha dado, quizás por primera vez, tanto protagonismo a un ministro de Cultura.
Lo primero es reconocer la integridad y generosidad de nuestros artistas y la comunidad cultural. Fueron ellos quienes se movilizaron prontamente para señalarnos la gravedad de que una autoridad, más aun la que lideraría la cartera de Cultura, criticara al Museo de la Memoria y todo lo que representa.
El movimiento en defensa de la dignidad de las víctimas y los derechos humanos, comenzado por el poeta, Raúl Zurita y seguido por un sinnúmero de artistas, gestores, sus gremios y organizaciones, es uno más de los muchos momentos en que han demostrado su valentía y coherencia.
Por otra parte, quedó de manifiesto que la cartera de Cultura no puede ni debe ser el lugar de la improvisación y la indolencia. Si bien la elección de un mal ministro para este sector no ha sido privativa de la derecha, el actual gobierno nombró en menos de un año a dos personas sin las mínimas condiciones para encabezar el recién creado Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Como si para Cultura no fuera exigible lo que cualquier sector solicita, una persona que conozca el tema o que cuente con un capital político que ponga a su servicio.
Los fallidos dos nombramientos, que de acuerdo al diario El Mercurio fueron elecciones directas del Presidente, solo pueden significar un desinterés preocupante del gobierno por el desarrollo cultural, sobre todo considerando que existen profesionales capacitados y de trayectoria en su misma línea política, como quedo de manifiesto con la tercera designada, Consuelo Valdés.
Es de esperar que este episodio contribuya a que a futuro ninguna coalición política desestime la importancia de esta Secretaría ni la capacidad movilizadora de esta comunidad.
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