Erotismo y sacralidad trágica en Buenos Aires, "Anuarí" de Teresa Wilms Montt

Buenos Aires tiene múltiples caras. Hoy, el país que la acoge, para los que vemos desde afuera, ha vuelto a tener una imagen trágica. Ciertamente, tragedia y comedia contrastan y le dan personalidad a la ciudad porteña. Dualidad que me ha recordado el infame destino que tuvo la poeta chilena Teresa Wilms Montt en el país trasandino.

Al abrir su libro titulado "Anuarí", uno se encuentra con esta sensible dedicatoria, escrita a modo de ofrenda:

A la tierra bendita en cuyo
seno reposa mi amor.
¡Dulce Argentina!

"Anuarí" es, de hecho, el pseudónimo que le diera a Horacio Ramos Mejía, un joven poeta de familia aristócrata, con quien tendría una intensa relación amorosa. Ella, poeta chilena de origen también aristocrático, había escapado de un convento en Santiago de Chile, donde fuera encerrada por su familia luego de sus (para la época) escándalos amorosos, y arrebatada de sus dos hijas.

La huida tuvo ribetes cinematográficos: ayudada por Vicente Huidobro, y gracias a un juego de disfraces, diversos equívocos, y por fin el paso de la cordillera en tren, haría que Teresa llegara a la ciudad de Buenos Aires en 1916, donde conocería a Horacio.

Esta ciudad representaría para ella una apertura en su vida, cosa por lo demás comprensible luego de estar, literalmente, enclaustrada. Allí se insertaría rápidamente en círculos sociales vinculados a la literatura, donde deslumbraría tanto por su calidad de poeta como por su, tantas veces resaltada, belleza. En Buenos Aires se publicó, en 1917, su primer libro, "Inquietudes sentimentales", en el que ya aparece el nombre de "Anuarí", personaje que representa un puente en su nuevo despertar artístico, social y erótico.

Apareciste, Anuarí, cuando yo con mis ojos ciegos y las manos tendidas, te buscaba.
Apareciste, y hubo en mi alma un estallido de vida; se abrieron todas mis flores interiores y cantó el ave de los días festivos.

Hay en estos poemas una espontaneidad literaria y vital, fecundo en un erotismo abierto, aunque sin desprenderse del sino trágico que acompaña a la poeta. Escrito en prosa poética, la expresión de sus sentimientos fluye naturalmente. Contrasta con el libro que publicaría dos años después, luego de un fatal acontecimiento: Horacio Ramos Mejía se cortaría las venas en casa de Teresa, producto de la desesperación por el rechazo de ella.

La visión de la muerte del joven amante marcaría la vida y la obra de la poeta, quien abandonaría la ciudad porteña para emigrar a New York e incorporarse como voluntaria en la Cruz Roja, donde sería confundida como una espía alemana y tomada prisionera. Dos años después, en 1919, publica en Madrid "Anuarí", con prólogo de Ramon del Valle-Inclán (Teresa también deslumbraría al mundo literario madrileño), libro -como he dicho- dedicado a Buenos Aires y a su amante suicida. En éste, el canto erótico no cesa sino que reluce posiblemente con mayor intensidad, acompañado con el eco trágico de la muerte que punza cada verso, cargando al elemento erótico de contenido sacro.

El poema que abre el libro repite los versos puestos arriba, para continuar de la siguiente manera:

Me amaste, Anuarí, y alcancé la gloria suspendida en tus brazos.
Desapareciste, y quedé sola, los ojos náufragos en noche de lágrimas.
Bondadosa ha vuelto tu sombra, entre ella y el sepulcro espera una hora mi alma.

El texto entero se mueve entre estos dos extremos, de amor y muerte, y el canto erótico tiene la presencia de las pietás destacadas por Bataille en su libro "El erotismo", donde el rostro sufriente de las vírgenes dolorosas se confunde entre el sufrimiento y la tensión orgásmica. Tal es la expresión ontológica del dolor y del placer en su radicalidad, en ese momento que arroba en plenitud y que manifiesta que, más allá de esa pulsión, de esa tensión extrema, solo aparece la imagen del amante muerto.

Buenos Aires en la vida de Teresa Wilms Montt tuvo la significación de apertura vital y literaria. En esta ciudad pudo escapar del encierro chileno, se unió a la vida bohemia de la ciudad cosmopolita y publicó sus dos primeros libros. También significó su derrumbe, pues ayudaría a sellar su destino trágico, el cual ya arrastraba desde Chile y la acompañaría en la breve vida que le restaba.

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